Sexo de reconciliación: Pros y contras

El sexo es un tema fascinante para las personas: lo estudiamos, lo experimentamos, lo disfrutamos y -con mayor o menor pudor- lo discutimos. Cada vez más, por ejemplo, se habla del sexo de reconciliación o “make-up sex”, que se da cuando las parejas tienen relaciones luego de una ruptura o una discusión acalorada. Es algo bastante común entre las parejas, en realidad, pero ¿te has puesto a pensar en los pros y contras que conlleva esta práctica? Aquí te lo explicamos.
PROS
Primero lo positivo. Muchos sexólogos coinciden en que tener sexo reconciliatorio incrementa la intensidad del acto y, en la mayoría de casos, también el placer que la pareja obtiene de él. El Ph.D Aaron Ben-Zeév habla de un proceso de “transferencia”, donde la excitación que se obtiene de un estímulo (una discusión, por ejemplo) es pasada a otra situación haciendo que se intensifique fácilmente.
En estas situaciones se activa en el cerebro una respuesta física conocida como “Fight or Flight” (“pelear o volar”). En consecuencia, el cerebro libera tantos neurotransmisores que se aumenta la percepción sensorial. Y esta respuesta no solo se da durante el sexo, sino que ocurre en cualquier situación intensa, como cuando se está en peligro.
CONTRAS
La parte mala del sexo reconciliatorio; en cambio, puede ser algo que se mueve sigilosamente en la relación y termina por afectar los lazos de confianza e intimidad que une a la pareja. El Doctor en psicología Seth Meyers comentó en uno de sus artículos publicados para el portal especializado Psychology Today que esta práctica puede tener los mismos efectos que tiene la droga sobre un adicto a la cocaína: “En una relación saludable, dos personas pueden unirse después de una discusión y tener intimidad física porque se sienten cercanos. De cualquier manera, la búsqueda de mayor intimidad y confianza no es lo que motiva gran parte del sexo reconciliatorio.
La verdad es que gran parte del sexo reconciliatorio resulta de haber sentido y expresado emociones negativas extremas durante una pelea acalorada, sin una resolución real posterior”. El especialista asocia este comportamiento a la búsqueda de confort que se siente al reconciliarse, sólo que sin atravesar un proceso de diálogo primero.

En consecuencia, las parejas terminan sustituyendo unas disculpas honestas y un diálogo abierto para resolver sus diferencias por una pasajera sensación de bienestar que luego dará paso a una discusión mayor, llena de resentimiento y frustración por los problemas anteriores. Para evitar esto, Meyers recomienda lo siguiente: “La próxima vez que tengas una pelea con tu pareja y luego quieras tener sexo reconciliatorio, reflexiona un poco y piensa si estás teniendo sexo por las razones correctas”.

Aunque sea difícil no dejarse llevar, respetar el momento de comunicarse y no sustituirlo por la emoción pasajera del sexo ayudará a que los problemas en la pareja no produzcan una suerte de bola de nieve imparable.