JUNIO

El mes pasado concluyó la fase 3 de la imposición de la contingencia sanitaria para evitar la propagación de pandemia Codid-19 en el país, y las recomendaciones del sector salud de la sana distancia, en medio de los terribles efectos catastróficos de ésta enfermedad, con más de 13 mil muertos, de los cuales se incluyen a los potosinos, más de 75 y en aumento.
En nuestro país y en nuestra entidad respecto al número de contagios y muertos por el coronavirus, se mantiene firme el acelerado incremento en la estadística de la curva de contagios, que parece no tener fin ni fecha de aplanamiento, incluso autoridades del sector salud aclaran que lo peor está por venir.
En los medios de comunicación se ha dado a conocer una elocuente gráfica en la cual se muestra el mapa de México donde se pinta de color rojo todas las entidades del país, donde se indica que aún no se puede volver a las actividades normales, y en consecuencia, subrayo, ¿No será recomendable reforzar las medidas de contingencia para que la gente se guarde en casa, como bien lo indican las autoridades de salud para evitar la movilidad y los contagios entre la gente? Pues no, ya el gobierno federal dio por terminada la fase tres, la medida de la sana distancia y anunció la apertura de la actividad fabril en todo el país.
¿Cómo se explica ésta grave incongruencia?
En primer lugar, porque la rapaz producción capitalista y la acumulación de riquezas a costa de la explotación de los trabajadores deben mantenerse pese la pérdida de vidas humanas, como lo confirma uno de los grandes teóricos del proletariado mundial, Carlos Marx, en su trabajo denominado La acumulación originaria del capital: “el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies hasta la cabeza”, reza en éste texto, en el cual se describe el desarrollo del capitalismo en Inglaterra en el siglo XVI, a costa de la explotación y vida de la clase obrera de aquella nación.
Nuestro país, inmerso en ésta vorágine del capitalismo mundial, propiamente en su etapa monopolista, neoliberal e imperialista, no puede ser ajeno ni oponerse a los mandamientos de los tiempos y ritmos de la producción de mercancías en el mundo, y particularmente de EEUU, si los capitalistas de aquél país y su gobierno le mandatan a nuestros gobernantes parar la producción, la paran sin chistar; si le ordenan abrir las fábricas para continuar la producción lo tienen que hacer, pase lo que pase y se muera quien se muera, como ocurre en Estados Unidos, donde Donald Trump, indicó que la producción de la industria automotriz tenía que continuar, ya que es parte del soporte económico de esa nación, pasara lo que pasara, y hoy, éste país tiene el mayor número de contagiados del mundo, por encima del millón de personas y donde han muerto más de cien mil norteamericanos.
En segundo lugar, dado que el gobierno federal dejó a su suerte a millones de mexicanos que estuvieron por más de 70 días en sus hogares, pero sin fuentes de ingreso para llevar los alimentos al hogar, ahora que se relajan los protocolos de la contingencia sanitaria, millones de ellos irán a las fábricas a trabajar, y a sus diversos empleos donde laboraban por necesidad, porque ya no tienen para comprar el pan en casa y pese a correr el riesgo de contagiarse salen a buscar que comer.
En tercer lugar, millones de trabajadores, ya no regresarán a sus fuentes de empleo, dado que han sido despedidos por el cierre definitivo de sus empresas donde laboraban, por la etapa de recesión económica que vivimos por la caída en el PIB, que se calcula que éste año llegará a menos del 8% y tendremos una pérdida de millones de empleos, como los reporta el INEGI, que al momento existen más de 12 millones de mexicanos sin trabajo. Un desempleo que no se había visto en nuestro país desde hace 100 años.
Estando así las cosas en nuestro país, de una geografía pintada de rojo en toda su extensión por el incremento potencializado de contagios y muertes del coronavirus, de falta de empleos y de hambre; y el gobierno federal, en lugar de destinar los recursos públicos para resguardar a los mexicanos en sus casas y garantizarle su alimentación, los destina para satisfacer de manera inmoral y corrupta, a la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, la Refinería de Dos Bocas y El Tren Maya, todo para satisfacer ambiciones insanas de los capitalistas neoliberales.
Estamos en un país con millones de mexicanos con hambre y en riesgo de contagiarnos mortalmente del coronavirus. Queda ésta frase de los capitanes cuando ya no pueden hacer nada por la tripulación de sus barcos cuando se están hundiendo. ¡Sálvese que quien pueda!
Afortunadamente no soy fatalista, ni creo que la mayoría de los mexicanos lo somos; claro que hay soluciones, pero no están en las acciones nuestros gobernantes acomodaticios, vergonzosos y criminales sirvientes del capitalismo imperialista. La solución está en las clases laborantes, esas que hoy, son lanzadas por el gobierno de la 4T al sacrificio, ya que poco a poco y a través de duras y amargas experiencias, describirán que ellos pertenecen a los sectores sociales más importantes en la creación de la riqueza social, y por tanto, a ellos les toca dirigir los destinos de éste país, por su número, por su fuerza política, y porque están destinados a gobernar a México, y liberar a las otros sectores de la sociedad que se encuentran oprimidos por éste injusto sistema. Al tiempo. –