Policías estatales desarrollaban una investigación encubierta para detener a unos presuntos extorsionadores, sin embargo, durante la persecución los delincuentes ingresaron a la Parroquia de Tonantzintla, Puebla, pero lograron escapar.
Sin embargo, los dos policías, un hombre y una mujer vestidos de civiles, y las dos víctimas se quedaron dentro de la iglesia. Al verlos, los responsables del templo los confundieron con delincuentes y de inmediato comenzaron a tocar las campanas, en unos segundos la gente ya estaba reunida frente a la iglesia.
Los pobladores creyeron que se trataba del robo a su templo, estaban cegados por la ira y se negaron a escucharlos.
Al lugar llegaron elementos de la Guardia Nacional, Sedena, las policías estatal y municipal, autoridades de Gobernación y de Seguridad Pública estatal y municipal, quienes se reunieron con un comité de pobladores dentro del templo para explicarles la situación y mostrarles los documentos que acreditaban que eran policías.
Mientras tanto afuera, los vecinos quemaron un vehículo particular y la camioneta en la que llegaron los policías encubiertos.
Cuando salió el grupo que estaba en la iglesia la gente comenzó a agredirlos, olvidaron el confinamiento, eran más de 200 personas que exigían que les entregaran a los sospechosos para lincharlos.
Finalmente, los elementos de seguridad lograron poner a salvo a los policías y a los civiles y los trasladaron a las instalaciones del centro de seguridad.