Expulsan a refugiados al norte de Grecia

Cristales rotos, muebles quemados, piedras esparcidas en el suelo: el hotel en el que iban a instalarse 57 solicitantes de asilo procedentes de las islas griegas fue destrozado por habitantes del pueblo de Árnissa, en el norte de Grecia.
«Lo que sucedió en Árnissa es lamentable», se indigna Dimitris, un sexagenario de este pueblo de 1.400 habitantes.
De acuerdo con testigos, unos 250 habitantes quemaron y saquearon el hotel para impedir el traslado de los solicitantes de asilo. Según ellos, entre los atacantes había militantes de extrema derecha.
«Fue espantoso, destrozaron el hotel lanzando piedras y prendiendo fuego», describió una joven que teme revelar su nombre.
«Mi padre anciano, que vive al lado del hotel, no pudo dormir las dos noches siguientes porque estaba aterrorizado», agregó.
El hotel estaba vacío en el momento del ataque, pero debía acoger a un grupo de solicitantes de asilo, obligados a abandonar el pueblo para ser finalmente trasladados a un hotel en Salónica, metrópoli del norte, a 110 km.
«Están bien y serán puestos en cuarentena como es la norma», aseguró a la Afp un responsable de la Organización Internacional para las Migraciones, a cargo de su traslado con las autoridades griegas.

En la víspera del desconfinamiento en Grecia, el 4 de mayo, el gobierno reanudó el traslado hacia el continente de solicitantes de asilo que vivían en los campamentos hacinados de las islas en el mar Egeo, una operación que había sido casi interrumpida a mediados de marzo debido a las medidas contra la pandemia del nuevo coronavirus.

Iniciadas en enero, estas transferencias buscan descongestionar los campamentos situados en Lesbos, Quíos, Samos, Cos y Leros, con capacidad para solo 6 mil 200 personas y donde se amontonan 38 mil.