Prepararnos para el final de la pandemia

La llamada tercera fase se caracteriza por una proliferación de contagios por todas partes de las zonas pobladas del Estado y del país

En este momento estamos cruzando por una de las fases más difíciles y peligrosas de la pandemia de Covid-19, la llamada tercera fase que se caracteriza por una proliferación de contagios por todas partes de las zonas pobladas del Estado y del país.

Una de los condicionantes para esta propagación es la movilidad humana ya que quien dispersa el contagio es exactamente el ser humano y en el caso específico de San Luis Potosí la mayor parte de la población, se pudiera decir que cerca del 60% o tal vez el 70% realizan una vida cotidiana común y rutinaria, es decir tienen una gran movilidad y por lo tanto son vehículos para transportar el virus a donde quiera que vayan.

Dramáticamente nos damos cuenta cómo las autoridades sanitarias en todo el país están adquiriendo bolsas de hule para cadáveres por decenas de miles.

Tenemos el ejemplo de ciudades como New York cuyas noticias nos llegan a través de la televisión y los muestran la enorme cantidad de muertos que están ocurriendo a causa del Covid-19.

Aun sin embargo también desesperadamente nos damos cuenta cómo una gran parte de la población continúa en la zona metropolitana de San Luis Potosí con sus actividades normales e incluso más allá de sus actividades normales, como un reto al sector salud se han incrementado los bailes callejeros y las celebraciones familiares.

Todo este desorden traerá graves consecuencias que es la prolongación de los contagios y por lo tanto la incapacitación de las personas para dedicarse a revisar actividades productivas.

El gobierno federal ha determinado que la primera semana de junio podría irse levantando la disposición de emergencia por esta pandemia en algunos municipios del país.

Pero en un momento dado los contagios habrán descendido y será necesario regresar a las actividades cotidianas que nos permiten subsistir. Ya sea analizado y las actividades productivas más afectadas serán aquellas que se llaman empresas familiares o pequeñas empresas.

Ya en este momento muchísimas empresas familiares han desaparecido y para el último día de mayo habrá una gran cantidad de personas desempleadas que desde luego no tienen el apoyo de ninguna forma de seguro.

Por eso es recomendable desde ahora prepararnos para el final de la pandemia, organizarnos para regresar a implementar las pequeñas empresas o empresas familiares desaparecidas por esta epidemia.

El 72% de los empleos los proporcionan las pequeñas empresas y estas no tienen la capacidad en este momento para seguir pagando a sus trabajadores hasta que pase la emergencia.

Tampoco estas empresas familiares tienen la capacidad de seguir cubriendo los llamados gastos fijos como renta, energía eléctrica, agua, servicio telefónico y mucho menos tienen capacidad para pagar a sus trabajadores durante el período de emergencia.

En la zona metropolitana uno de los municipios más sensibles a este problema es el de Soledad de Graciano Sánchez y este es el momento en que poco a poco, día tras día debemos de organizarnos y comprometernos para empezar a trabajar una vez más cuando se declare que pasó la pandemia.

Se ha estado anunciando insistentemente de apoyos por parte del gobierno federal, pero la verdad es que son apoyos muy difíciles de conseguir y que en muy poco pueden beneficiar a una pequeña industria ya que lo que ofrecen son $25,000 que desde luego tendrá que pagarse en menos de un año.

Podemos hacer frente a lo que sabemos que vendrá: desempleo y falta de recursos económicos, pero sólo organizados y con un líder honesto podremos enfrentar el final de la pandemia.