Se mantiene tensión entre España y Bolivia

La visita de una funcionaria del gobierno español a la embajada de México en La Paz, Bolivia, el pasado viernes, es la causa de un nuevo choque diplomático entre esos tres países.
¿Por qué la pelea? Resulta que en esa residencia mexicana se encuentran asilados, por lo menos, una docena de funcionarios del expresidente Evo Morales, entre quienes se encuentra su brazo derecho, Juan Ramón Quintana. La visita de la diplomática española fue tildada por el gobierno interino de Bolivia como un intento para sacar a Quintana y otros más del país, el cual fue “abortado” por policías que se encontraban en las afueras de la mencionada casa.
“Protestamos enérgicamente por el atropello realizado por funcionarios de su misión diplomática a la soberanía y dignidad del pueblo boliviano y esperamos que esta sea la última vez que su gobierno permita que se violen las normas internacionales y de cortesía diplomática que han regido tradicionalmente nuestras buenas relaciones”, dice una carta de protesta enviada por la canciller boliviana Karen Longaric a su par española, Margarita Robles.
Tanto Juan Ramón Quintana como otros exfuncionarios que están asilados en la embajada de México, tienen órdenes fiscales de detención por los delitos de sedición y terrorismo tras las violentas protestas poselectorales.
España se defiende
El Gobierno español confirmó que dos de sus funcionarios, entre quienes estaba la encargada de Negocios de España, Cristina Borreguero, sí estuvieron en la embajada de México el pasado viernes, sin embargo negó cualquier auxilio a los exiliados y aseguró que se trató de una visita de “exclusiva cortesía”. El diario español El Mundo publicó este domingo, citando fuentes diplomáticas y del Ministerio del Interior en Madrid, que los escoltas de la encargada de Negocios y del cónsul habían caído en una “encerrona”.
Según las mismas fuentes, los policías de élite del Grupo Especial de Operaciones (GEO), encargados de la protección de Borreguero, “la dejaron en la sede diplomática (mexicana) junto a otro diplomático y se marcharon.
Una hora después, al volver a recogerla, se encontraron con la gente allí agrupada que provocó el incidente”.

Los reclamos de México
Bolivia y México mantienen una constante tensión diplomática desde que el expresidente Morales fue acogido en el país norteamericano tras renunciar al poder el pasado noviembre y denunciar un golpe de Estado para derrocarlo.

Desde ese momento, México denunció su preocupación por la “presencia excesiva” de personal de inteligencia y seguridad bolivianos ante sus sedes diplomáticas y, horas después de la polémica visita del pasado viernes, afirman que el cerco policial continúa y que ahora sus sedes son vigiladas con drones.

México denunció “hostigamiento” y pidió a Bolivia cesar en sus tareas.

Luego de su renuncia, Evo Morales viajó a México, donde permaneció asilado un mes y el 12 de diciembre llegó a Buenos Aires, donde pidió ser refugiado y se reencontró con sus hijos, que viven allí desde finales del pasado mes.

Podría ser algo pasajero
Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista de la Universidad del Rosario, cree que esta puede ser una disputa circunstancial entre estos tres países.

“En este momento hay una radicalización de las relaciones de Bolivia porque desde que llegó la presidenta interina, Jeanine Áñez, se encargó de romper vínculos con Venezuela, unirse al Grupo de Lima, hablar de órdenes de captura contra los exfuncionarios de Evo Morales e incluso contra ese expresidente”, explica el docente.

Jaramillo Jassir agrega que este tipo de roces tienden a ser muy polémicos entre Estados cuando hay personas que se consideran perseguidas políticas que se refugian en una embajada.

“Esto puede afectar las relaciones entre países, tal como está ocurriendo. En el caso particular de España, a ese gobierno le puede crear problemas internos pero solo hasta que se resuelva esta situación”, expresó.