Las autoridades locales han pedido este martes al pueblo del municipio de East Gippsland, situado en el extremo sureste de Victoria y fronterizo con el estado de Nueva Gales del Sur, que se pongan chalecos salvavidas y salten al agua en caso de la llegada de los fuegos a la costa.
La ciudad está envuelta en la oscuridad por el humo y el cielo se ha enrojecido. Hay dos fallecidos y al menos siete personas están desaparecidas.
El jefe del estado de Victoria, Daniel Andrews, ha confirmado que los incendios forestales que arden sin control en el sureste de Australia han provocado “pérdidas muy significativas de propiedades, ganado, vallas y cobertizos”. Entretanto, unas 100 000 personas tuvieron que abandonar el lunes cinco localidades cercanas a la ciudad de Melbourne (sureste), donde las autoridades instaron a los residentes a “actuar inmediatamente para sobrevivir”.
El Gobierno ha declarado estado de emergencia ante la ola de incendios que se consideran como una de las peores crisis por fuegos que afronta el país oceánico en décadas.
