Canadá es más que la belleza de sus montañas y costas

El segundo país más grande del mundo posee montañas inmensas, glaciares refulgentes, bosques espectrales y playas aisladas que se extienden a lo largo de seis husos horarios. Tales escenarios ofrecen muchos momentos impresionantes, así como un elenco de grandes seres autóctonos: osos polares, grizzlies, ballenas y el favorito de todos, el alce.

Estos parajes también son un fantástico patio de recreo donde abundan las aventuras: snowboard en las montañas de Whistler, surf en las olas de Nueva Escocia, kayak en el río South Nahanni (Territorios del Noroeste)… Y otras opciones como pasear por el Stanley Park de Vancouver o bañarse en las playas de arena rosada de la Isla del Príncipe Eduardo.

Se puede saborear un café au lait y un cruasán en un bistró de Montreal, ir a un mercado nocturno asiático a comer tallarines en Vancouver, asistir a una fiesta celta con violines en la isla de Cape Breton y pasear en kayak entre pueblos indígenas en Haida Gwaii: Canadá es increíblemente diversa a lo largo de su territorio.