Cómo recuperar una planta seca, y algunos secretos del riego…

Hay un par de cositas que podés hacer para revivir esa plantita. Primero, con una palita, tenedor, o lo que tengas a mano, resquebrajá un poco la tierra, que seguro está toda compactada. ¡Pero con cuidado! No rompas las raíces.
Después, sumergí el sustrato por completo en agua. Dejalo ahí hasta que la tierra se humedezca por completo. Acordate que el agua tiene que ser tibia, no vale la que sale helada de la manguera en invierno ¡y menos que menos caliente! Un par de horas deberían alcanzar, pero quizás hagan falta más si la planta es muy grande. La idea es dejarla hasta que no pueda absorber más agua. Acto seguido sacá la maceta y dejala en un platito para que escurra. No te olvides de que una vez que dejó de drenar, tenés que sacar el excedente de agua del recipiente.
Acto seguido, rociá las hojas. Hacelo con un pulverizador, que podés comprar en un bazaar, en el vivero de la esquina o en cualquier lado. Es igualito al que usás para humedecer la ropa a la hora de planchar. Si querés reutilizar uno que tengas a mano, hervilo antes, para que no tenga rastros de otros productos.
Ahora sí, a esperar y a cruzar los dedos. Dale tiempo para recuperarse a la pobre planta, se tiene que hidratar de nuevo y eso no es automático.
Si pasan los días y la tierra se mantiene húmeda pero las hojas siguen tan secas como antes, entonces es hora de despedirse y dar lugar a un nuevo ejemplar. Si en cambio ves algunos de los tallos más gorditos y las hojas reluciendo con un nuevo verdor, salí a festejar, te lo merecés. No sin antes podar las partes secas que ya viste que no van a recuperarse. 🙂