CNTGE y Sección 22: leyes educativas ideológicas, no para la producción

A lo largo del reinado priísta 1917-2018, la educación fue un factor ideológico de cohesión de la élite gobernante, con ciertas dosis de profesionalismo y capacitación para la producción y la productividad económica a partir de la liquidación de la educación socialista de Cárdenas 1934-1946.
La propuesta de reforma educativa de la CNTE y sobre todo de la sección 22 de maestros oaxaqueños representa un regreso a la educación ideológica del modelo priísta: la construcción, vía la educación, de una mentalidad rebelde. Sin embargo, la crisis del modelo de desarrollo mexicano que no puede crecer la economía en más de 2.5% del PIB promedio anual tiene la parte importante en la carencia de recursos humanos para las tres variables del crecimiento económico: educación, tecnología e innovación.
La CNTE y la 22 quieren una educación anti neoliberal, indigenista e ideológica. De concretarse esas reformas, entonces la capacidad productiva mexicana seguirá en la mediocridad del 2.2% de PIB porque no habrá trabajadores educados para la producción, sino para la militancia.
El desafío de vincular educación con sistema productivo es enorme. Las cifras del profesor Arnulfo R. Gómez en su cuadro comparativo de competitividad mundial arroja una posición mexicana muy baja que nunca permitirá aspirar a un país medianamente desarrollado. Las cifras de competitividad debieran de ser leídas en los debates de las leyes educativos secundarias en la Cámara de Diputados en las sesiones de esta semana:
En educación primaria y salud, clave para la productividad y la competitividad, México se localiza en el lugar 76.
·      En de educación superior y capacitación, está en el lugar 80 de competitividad.
·      En de eficiencia del mercado laboral, está en el lugar 105.
·      En de desarrollo tecnológico, está en el lugar 71.
·      Y en innovación producto de modernización productiva, está en el lugar 56.
Con este posicionamiento en competitividad, México nunca podrá mejorar su modelo de desarrollo. De todos los países del acuerdo mexicano transpacífico (TPP), México está en último sitio porque Australia, Japón, Malasia y Nueva Zelanda han invertido en educación, ciencia y tecnología. Vietnam está debajo de México, pero compite en mano de obra barata.
El caso más sorprendente es Singapur, también socio mexicano en el TPP: en educación primaria está en el lugar 3, en educación superior en el 1, en eficiencia en el mercado laboral en el 2, en desarrollo tecnológico en el 14 y en innovación en el 18.
La clave del desarrollo se localiza en la producción y éste se determina por la capacidad tecnológica de su mano de obra de competir con otros países. El principal motor de la producción en los países ha sido la educación para el desarrollo. De concretarse las leyes secundarias que desean la CNTE y la 22, entonces el país regresará a los tiempos del PRI en los que se educaba a los niños para la ideología oficial y dejaba la producción en las decisiones proteccionistas con poca capacidad de competitividad.
En los años del crecimiento de 6% hubo dos modelos de desarrollo (sustitución de importaciones y desarrollo estabilizador) basados en la fuerza presupuestal del Estado, en el proteccionismo de la empresa privada con fronteras comerciales cerradas y en la atención a la capacitación laboral en la fabrica. Paulatinamente, la educación fue relajando su control ideológico priísta para atender la capacitación tecnológica para la producción. Fueron los años sesenta en que se habló de la articulación escuela-fábricas.
Ahora los maestros de la CNTE y los de la 22 quieren leyes educativas para la ideología anti neoliberal en el nivel básico. En Oaxaca, los planes educativos de la Sección 22 garantizan desde las escuelas la construcción de un pensamiento antineoliberal en toda su amplitud, sin atender las necesidades de capacitación para la producción.
El problema, en todo caso, sigue latente: México necesita un mejoramiento tecnológico e innovador de la producción para subir el PIB promedio anual de 2.2% a tasas de 4%-6% consistentes y no hay más camino que una modernización del modelo de desarrollo en sus rubros industrial, agropecuario, de servicios, financieros y tecnológicos y el único camino es el de la educación.
El ejemplo más conocido es el de los estudiantes mexicanos que han emigrado a los EE. UU. a capacitarse en universidades de alta calidad educativca, porque el modelo educativo mexicano sigue atendiendo el tema ideológico y de lucha contra el nefasto neoliberalismo. Pero sin cuadros educados para el mejoramiento de la producción, la capacidad de crecimiento y las posibilidades correlativas del desarrollo estarán condenando a la economía a tasas mediocres de crecimiento.
El gran dilema de la mayoría del Partido Morena en las leyes educativas secundarias estará en optar por el modelo educativo ideológico similar al del PRI o innovar la educación para meter de lleno a México en la competitividad mundial.

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