La mejor manera de tratar estas afecciones es mediante la aplicación de medicamentos que podemos encontrar en las farmacias. “Existen diferentes fórmulas y tipos de medicación para cada tipo de hongo, y el tratamiento tendrá la duración necesaria según la afección que se trate”, indica Estefanía Soriano, vicepresidenta del Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Valenciana (Icopcv). Los tratamientos que se emplean para combatir los hongos son los siguientes:
Los tópicos: según Marta Alcalde, vocal de Dermofarmacia y Productos Sanitarios del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), en esta tipología podemos encontrar cremas, pomadas y soluciones con principios activos antifúngicos. Los derivados imidazólicos: según Alcalde, en esta categoría se sitúan el clotrimazol, el miconazol o el ketoconazol, que suelen ser los procedimientos médicos a seguir ante las micosis superficiales. Para cada zona afectada hay que aplicar un tipo de tratamiento: “Las cremas se suelen usar en los pies y en el cuerpo, las soluciones en las uñas, los geles en el cuero cabelludo y los polvos en zonas húmedas como pies, ingles y axilas. Para las micosis extensas o en casos rebeldes con frecuentes recurrencias se necesita además de un tratamiento tópico, otro por vía oral”, señala la especialista del COFB.
¿Son eficaces los remedios caseros?
Durante años se han ido utilizando una gran variedad de remedios caseros como el ajo, el aceite o el zumo de limón, alimentos que “se basan en el poder antiséptico de sus activos y, en la mayoría de los casos, en su poder regenerante de la piel. Pero no son del todo efectivos al cien por cien, y en la mayoría de los casos se ha de recurrir al tratamiento farmacológico tópico con cremas antimicóticas”, explica la especialista del COFB.
Una vez que padecemos estas afecciones “no se pueden combatir con remedios caseros y/o naturales, como erróneamente se cree, porque el medio de cultivo ha proliferado, de tal modo que la sobreinfección ha de ser tratada con el tratamiento medicamentoso oportuno”, destaca Soriano. Ante la aparición de estas afecciones, la pauta a seguir es acudir a un profesional, como puede ser el podólogo, quién valorará la situación y establecerá un tratamiento determinado.
El ajo o el aceite del árbol de té, por tanto, no son eficaces ni el único medio para combatir los hongos, pero tienen diversos efectos positivos: