Quinta visita presidencial

Declaraciones contra XNP?

Durante su quinta visita a SLP, ahora a Matehuala y Charcas, en la zona Altiplano, el Presidente Andrés Manuel López Obrador reafirmó sus compromisos más sentidos con los potosinos de aquella región y una vez más, externó su cariño y compromiso con nuestra entidad.
En realidad la agenda marcaba solo recorridos en los hospitales rurales 14 y 15 del IMSS, donde escuchó quejas por falta de medicinas que, dijo, serán resueltas a la brevedad, pues “SLP será prioridad en aplicación de políticas públicas del sector salud”.
Sin embargo tal promesa se pierde en el viento con situaciones como las del Hospital No. 2 de Especialidades del IMSS en esta capital, donde mientras AMLO prometía en Matehuala un Sistema de Salud “de excelencia” para los próximos meses, aquí no hubo consulta de endocrinología por falta de doctor y las citas se reprogramaron para dentro de 3 y 4 meses, es decir, hasta el próximo año. Si eso pasa aquí, ¿Qué no sucederá por allá?
Al margen de los apapachos y emotivos discursos con los que AMLO insiste en tener especial cariño a SLP, así como los esfuerzos del gobernador Juan Manuel Carreras por lograr el respaldo presidencial para infraestructura carretera, minería, servicios básicos, turismo, e incluso la culminación de centros recreativos, como el Tangamanga de Matehuala; hubo otros puntos relevantes de esta gira.
Entre ellos la declaración de banqueta a un medio digital local donde enfatizó que no permitirán los proyectos inmobiliarios en la Sierra de San Miguelito, así como su interés por respaldar a Tere Carrizales, por el desalojo en su contra.
Vale señalar que recientemente el Ayuntamiento dio entrada a solicitudes de nuevos fraccionamientos incluso en la Sierra de San Miguelito; resalta en especial que uno de ellos esté legalmente representado por el padre de su secretario particular, al que XNP defendió por “estar en su derecho al solicitar el requisito, ya que se le vaya a dar es otra cosa”.
Siendo insidiosos y malpensados, tendríamos que concluir que ambas posturas – la defensa de la ex jueza No. 11 del Registro Civil sacada en vilo por Edgar Jiménez Arcadia de sus oficinas de Arista, que aún siguen cerradas al público- son contra el edil Nava Palacios. ¿Ya le vieron las alitas a sus futuras aspiraciones políticas?

22 AÑOS ATRÁS

Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Monreal estaban en bandos contarios el 4 de septiembre de 1997, cuando por primera vez la minoría parlamentaria, UNIDA, logró replegar al entonces súper mayoritario PRI en la cámara de diputados.
La prensa publicó al día siguiente, pues la aldea global que materializan las redes sociales aún estaba en el campo de la teoría, la ficción y los vaticinios: “Se acabaron los mayoriteos”; cosa que al parecer olvidó el reconocido izquierdista mexicano, cuya virulenta respuesta al Informe Presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León orilló a que la comparecencia Presidencial perdiera la obligatoriedad, eliminando así el ritual de “El día del Presidente”.
Entonces, Arturo Núñez Jiménez era coordinador del PRI en la Cámara de Diputados mientras Ricardo Monreal Ávila, defendía la camiseta tricolor en el Senado y ambos, fueron reducidos por la beligerante oposición, minoritaria pero embravecida, bajo el liderazgo de Porfirio Muñoz Ledo, en aquel tiempo, del PRD.
Arturo Núñez y Monreal Sufrieron el Embate de aquel G-4 y antes del mediodía de ese jueves, la guillotina cayó a la cabeza de la hegemonía priísta legislativa y Porfirio Muñoz Ledo fue electo para contestar el Informe Presidencial.
Con la votación del 6 de julio anterior, había iniciado la pluralidad política en el Congreso de la Unión y, por primera vez después de décadas quedó desactivada la aplanadora parlamentaria del PRI.

DERROTARON AL PRI

Los resultados electorales dieron el triunfo a la oposición, y la inédita derrota del tricolor por primera vez en la historia del México posrevolucionario la oposición le arrebató la mayoría en San Lázaro.
Así se preparó el paso a la alternancia política del país, tras 67 años de priísmo en todos los ámbitos de la vida nacional, que en el año 2000 alcanzó otro nivel con la pérdida-cesión-zedillista de la Presidencia de la República al chimoltrufio panista Vicente Fox.
Los protagonistas de aquel G-4 eran: Porfirio Muñoz Ledo, del PRD; Carlos Medina Plascencia, del PAN; Alejandro González Yáñez, del PT, y el dirigente del Partido Verde, Jorge Emilio González Martínez.
Como ya sabemos, tiempo después ambos políticos abandonaron las filas del PRI cuando les cerraron el paso para continuar sus trayectorias electorales. Núñez se fue al PRD para asumir una senaduría y luego gobernar Tabasco mientras Monreal también se fue al PRD cuando el PRI le negó la candidatura a su natal Zacatecas que finalmente ganó bajo los colores del negro-amarillo.
Arturo Núñez terminó enemistado con AMLO cuando éste fundó Morena, y Monreal al contrario, siguió al Peje y hoy tiene un inobjetable liderazgo dentro del Movimiento de Regeneración Nacional.
De regreso al 2019, a sólo un año de haber asumido escaños y curules, las respectivas bancadas de Morena libraron una dura lucha por el control de la Cámara de Diputados y el Senado de la República. Aquí también aparecen en la escena parlamentaria Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Monreal Ávila. El primero apostaba a sostenerse en la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, con el aval de la plenaria, y el segundo sacó de esa misma posición, en la Cámara alta, a Martí Batres.

XAZ, CON LA MÁS FEA

Ahora, el zacatecano tendrá que negociar la agenda legislativa de la 4T a partir de la entendible desconfianza del frente opositor, que se generó tras la asonada mulozledista del pasado fin de semana.
La pregunta es: ¿Olvidó Muñoz Ledo la experiencia de 1997? ¿No sintió nunca su Deja Vu? ¿O será que sólo lo tocó la tentación, locura le llaman algunos, de aferrarse al poder?
El G-4 de 1997 a partir de ese 4 de septiembre se vio siempre mucho más poderoso que el disminuido PRI. En cambio ahora, Morena “escogió” la directiva del Blanquiazul, tocándole a Xavier Azuara bailar con la más fea –Dolores Padierna, que lo llamó “casi nazi” y es hora que nuestro paisano nada ha dicho al respecto, cuando es completamente desproporcionado y fuera del marco legal, incluso la CNDH debió decir algo, y nada. ¿Así lo va a dejar? La otra pregunta es: ¿Cómo afectará esto a la agenda legislativa de la 4T? Veremos.