La Selección Brasileña más práctica, la que aprovecha sus ocasiones mientras resguarda su portería, se adjudicó este domingo la Copa América con una victoria por 3-1 ante un digno conjunto peruano que tras alcanzar su primera Final en 44 años, perdió víctima de errores individuales.
Con Tite en el banquillo y sin Neymar en el campo, el ‘jogo bonito’ es un recuerdo de románticos. Casemiro es su jugador emblema, con él en el campo nunca ha perdido Tite, y el sentido colectivo se impone.
Perú, al contrario, aún cree en la posesión y, por eso, en el Maracaná, en su primera Final en casi medio siglo, salió a buscar al rival y jugó durante el primer cuarto de hora en campo contrario.
Su valentía, sin embargo, tiene también algo de inocencia frente a un equipo que ha hecho de la eficacia su arma. Por eso, bastaron dos errores individuales para que la Final se le pusiese cuesta arriba.