Antes de la llegada de los españoles, y según César Gachupín de Dios, uno de los integrantes de la familia que maneja el restaurante más auténtico que cocina este platillo, llamado Comedor Prehispánico Caldo de Piedra, en Usila, este manjar solía consumirse únicamente por los gobernadores.
Con el tiempo, comenzó a preparase exclusivamente por los hombres, como una manera de hacer un regalo a las mujeres de la comunidad, y honrarlas.
Se dice que las grandes ollas de piedra a las orillas del río en tiempos prehispánicos se hacían con diamantes que habían en la zona. Su más clásica preparación se hace en un orificio de piedra hecho a las orillas del río y los abuelos chinantecos son los que seleccionan las piedras circulares que serán calentadas y harán la cocción.
Se hace de manera colectiva, y los hombres se dividen las tareas de pescar, buscar la leña, hacer la fogata, calentar las piedras.
La forma del cuenco de piedra donde se coloca el caldo tiene un tamaño de entre 50 y 70 cm de diámetro, y una profundidad de unos 40 cm. El caldo que se hace en estos enormes cuencos, alcanza para alrededor de 20 personas, quienes comen conjuntamente alrededor de esta olla natural. En este tipo de comidas, se fomenta la unidad, lazos afectivos, y el trabajo colectivo de los chinantecos.
En el famoso restaurante de la familia Gachupín, el caldo se prepara al interior de las típicas jícaras.
Se colocan primero los ingredientes juntos, y luego las piedras, que en solo 3 minutos han cocido, con su delicioso sazón que otorgan, el delicioso platillo completo.