Hungría da cadena perpetua a responsables de la muerte de 71 refugiados En su decisión final, el Tribunal de Szeged, al sur de Hungría, optó así por una pena considerablemente mayor que la dictada hace un año en primera instancia, de 25 años de cárcel para cada uno de los cuatro cabecillas considerados los máximos responsables del múltiple asesinato.
Los jueces accedieron a la petición de la fiscalía, que había recurrido la pena inicial exigiendo cadena perpetua, y se alejaron de la postura de la defensa, que abogaba por la absolución de los acusados, un afgano y tres búlgaros.
«Los acusados no deseaban la muerte (de los refugiados) pero aceptaron que podría suceder», dijo hoy el juez Erik Mezölaki, citado por la agencia magiar MTI, al justificar la sentencia por la plena consciencia que tenían los condenados del riesgo de muerte que corrían las personas que se habían entregado a sus manos.
Agravante es el hecho de que, a pesar de que los refugiados evidentemente buscaron ayuda haciendo ruido tras unos 40 minutos en unas condiciones que amenazaban con su deshidratación y asfixia, los cabecillas decidieron no abrir el camión por temor a que se descubriera su acción ilegal.
Según las investigaciones, la red dirigida por esas cuatro personas trasladó ilegalmente a Europa occidental a unas mil 200 personas antes de que ser desarticulada. Los condenados fueron hallados culpables de los delitos de homicidio con especial crueldad y trata de personas con el agravante de pertenencia a una organización criminal. A tres de ellos se ha negado la posibilidad de libertad condicional.
Otros diez individuos integrantes de la misma red de tráfico ilegal de personas recibieron penas de al menos cuatro años de cárcel cada uno en el último día de un juicio iniciado en 2015, en medio de la llamada «crisis de refugiados», desatada por la llegada a centenares de miles de personas que huían de Oriente Medio.
El hallazgo el 26 de agosto de ese año de 71 cadáveres en descomposición en un camión frigorífico abandonado en un paraje de la autopista A4 de Austria, cerca de la localidad de Pandorf, no lejos de la frontera con Hungría, conmovió a la opinión pública internacional.