El maravilloso Oasis de Huacachina en Perú

Cerca de la costa sur de Perú, y a tan sólo 5 kilómetros de la ciudad de Ica, se encuentra una laguna de color esmeralda que ha aflorado del subsuelo del desierto costero del Pacífico. Es el Oasis de Huacachina. Alrededor de él han crecido palmeras y eucaliptos al mismo ritmo que alojamientos para acoger a los muchos viajeros que pasan por aquí.

El oasis de Huacachina tiene unas dimensiones de 100 metros de largo por 60 metros de ancho y es un oasis natural, una laguna color verde esmeralda. Las aguas del oasis surgieron del afloramiento de corrientes subterráneas y con el paso de los años, palmeras y eucaliptos han rodeado su entorno embelleciendo aún más este paisaje desértico.

Una de las mayores atracciones del oasis de Huacachina, el sandboarding, no surge del agua sino del desierto. Tráete tu tabla al hombro y prepárate para descender las dunas a toda velocidad. La laguna de Huacachina es un oasis ubicado a cinco kilómetros al oeste de la ciudad peruana de Ica, en medio del desierto costero del Pacífico.

De aguas color verde, surgió debido al afloramiento de corrientes subterráneas y alrededor de ella hay una abundante vegetación compuesta de palmeras, eucaliptos (especies introducidas) y la especie de algarrobo conocida como huarango, la que sirve para el descanso de las aves migratorias que pasan por esta región. Todo ello contribuye a hacer de Huacachina uno de los lugares más vistosos y bellos de la costa peruana.

Encontrarse un precioso desierto de inmensas dunas blancas en Perú es toda una sorpresa, más aún cuando descubres que existe un oasis natural color esmeralda en medio de esa immensidad. Hace unos años, en Huacachina había dos oasis, pero uno de ellos ha desaparecido prácticamente, debido a la sequía del desierto.

Su gran atractivo como paraíso natural, el cálido clima imperante todo el año y el poder curativo atribuido a sus aguas (antaño, ricas en sustancias sulfurosas y salinas) hicieron que Huacachina se convirtiera, alrededor de 1960, en uno de los más importantes y exclusivos balnearios peruanos de entonces.

Se construyeron casas y hoteles, se levantó un hermoso malecón alrededor de la laguna, con barandas, alamedas y vestidores para bañistas. Incluso se asfaltó el camino que une a la laguna con la ciudad de Ica, al que se sembró de ficus, acacias y huarangos. Aunque el paso del tiempo se hace notar, el balneario todavía mantiene bastante de la prestancia de sus mejores épocas.

 Dos sobrevivientes de esa época son el hotel Mossone, construido en los años 1920 y lugar predilecto del presidente Augusto B. Leguía y Salcedo y el Hotel Salvatierra, lugar predilecto de artistas como Sérvulo Gutiérrez, hotel en cuyo interior se pueden apreciar las obras que pintara el artista para el local. Una de las versiones de la laguna de Huacachina trata sobre una joven doncella llamada Huacachina que se enamoró de un joven guerrero, pero después de casarse el guerrero tuvo que ir a una guerra en la que murió, tras enterarse de la noticia la joven Huacachina se impregnó de tristeza y fue a llorar al campo de girasoles donde se habían visto por primera vez.

La joven Huacachina lloró día tras día, hasta que las lágrimas de su llanto formaron una pequeña laguna. Un día cuando ya oscurecía un joven guerrero pasó por la laguna y vio a la joven Huacachina, al darse cuenta de que la observaban empezó a correr, cuando el joven guerrero ya la iba a alcanzar ella se lanzó a la laguna.

Esperó durante horas hasta que el joven guerrero se fuera, cuando salió se dio cuenta que ya no tenía piernas, era una hermosa sirena, dándole así el nombre a la laguna. La leyenda dice que cada noche de luna nueva, la joven sale de la laguna para llorar por su amado. Cuenta la leyenda que hubo una vez una hermosa doncella llamada Huacca China que se enamoró de un joven guerrero. Un día el joven guerrero fue a luchar en una batalla y pasado algún tiempo la hermosa doncella recibió la mala noticia de que su joven amante había muerto. Tras la horrible noticia, Huacca China impregnada de tristeza fue al lugar donde ella y su amado se vieron por primera vez. La hermosa doncella sufría y lloraba cada día recordando a su amado.

Un día, la doncella vio a través del espejo de mano que tenía, que un joven le estaba observando, y cuando el joven del espejo intentó acercarse, la doncella huyó de él y empezó a correr, pero en su intento por escapar soltó el espejo, este cayó y se rompió dando origen a una laguna, la misma que hoy es conocida como la Huacachina.

Seguidamente los vestidos que le cubrían también cayeron, formando las dunas (cerros), los aretes que llevaba puesto se convirtieron en hermosos arboles que crecieron rápidamente protegiendo los alrededores del lago. Finalmente, ella se sumergió en la laguna que acababa de formarse y tomó la forma de una hermosa sirena.