Julio Iglesias está fuera de plazo

A Julio Iglesias se le ha acabado el plazo para comunicar si está dispuesto a someterse a una prueba de ADN para aclarar si es o no el padre de Javier Sánchez Santos, de 42 años, que regenta una tienda de productos dietéticos en València y que desde 1991 reclama que el cantante reconozca su paternidad.

En los años noventa, los abogados de Julio Iglesias lograron que la Audiencia de València revocara por una cuestión formal una primera sentencia que determinaba que era padre de Sánchez, pese a que no hubo prueba de ADN. La negativa del cantante determinó que el juez le adjudicara la paternidad que fue derogada con la sentencia definitiva. Por entonces, Sánchez era un adolescente que crecía en la Malvarrosa valenciana con su madre, la exbailarina portuguesa María Edite Santos. La mujer siempre ha mantenido que tuvo un romance con Julio Iglesias en 1975, tras conocerse en Sant Feliu de Guíxols, cuando el cantante estaba casado con Isabel Preysler. Existen fotos en que ambos aparecen juntos nueve meses antes de que naciera el niño.

Sánchez ha dicho que la fama que le proporcionó la primera demanda de paternidad presentada por su madre hizo que fuera objeto de burlas y acoso en el instituto de la Malvarrosa. Sin embargo, ya adulto, decidió no tirar la toalla. En el 2003, él mismo volvió a impulsar su lucha judicial, esta vez en tribunales de Marbella, pero el juez no atendió la demanda al entender que era cosa ya juzgada. Finalmente, acudió –o tal vez fue a la inversa– al abogado sevillano Fernando Osuna, especialista en presentar demandas de paternidad, y que ha ganado casos célebres, como el del Manuel Benítez, e l Cordobés. Un detective sevillano que trabaja para el abogado se desplazó a Miami y tras seguir al cantante y a sus hijos y se hizo con una botella de agua que Julio José Iglesias había tirado en el aparcamiento de una playa, tras hacer surf. El envase contenía restos de ADN que confirman una coincidencia genética del 99,9% entre el hijo legítimo del cantante y Javier Sánchez.

Con esta prueba, el juzgado de primera instancia número 13 de Valencia decidió que había base para retomar la demanda. Tras varios requerimientos, dio un plazo de diez días al cantante para que aceptara o rechazara realizarse la prueba de ADN que aclare todo este asunto. El miércoles se acabó ese plazo y el cantante no ha dicho qué hará. Si no se somete al test, la estrategia del abogado Osuna es “pedir que se lo hagan sus hijos. Y si estos tampoco quieren, pediremos que se lo haga algún hermano. Si nadie de su entorno acepta, pues mejor también… los jueces lo interpretarán como algo negativo”, sostiene. Si ningún familiar directo de Iglesias se presta a esta prueba, el abogado pide que se exhume al padre del cantante, Julio Iglesias Puga, Papuchi, fallecido en el 2005.

La peripecia vital de Sánchez le llevó a vivir en Miami, donde inició una breve carrera como cantante. Tuvo varios trabajos, incluido el de barman en Los Ángeles. En el 2010 regresó a València, donde vive con su mujer, Chiara Allegrini, de origen sardo. El supuesto hijo de la estrella de la canción trabaja en una tienda de nutrición para deportistas y actúa ocasionalmente como dj de música electrónica. Si la resolución le acaba dando la razón, su vida cambiaría por completo.

Tendría derecho a los apellidos del artista, a inscribirse en el registro civil como su hijo y, por supuesto a la herencia, por lo menos a la legítima, la parte sobre la que el testador no puede decidir, que en el caso de los hijos es un tercio del total de la herencia. Si el valenciano es reconocido como descendiente, deberá repartirse el legado con los ocho hijos que ahora llevan el apellido del artista. La cifra puede ser inmensa. Según Forbes, la fortuna de Julio Iglesias, que en el pasado septiembre cumplió 75 años, se estima en 850 millones de euros.