Poder de Wilder vs tecnica de Fury

La división pesada por muchas décadas fue la reina indiscutible del boxeo de primer nivel. En la época reciente, la falta de figuras permitió el largo y aburrido reinado de los hermanos Klitschko, en especial el menor de ellos, Wladimir. Hasta que fue destronado por Tyson Fury y acabó el letargo.
Mucha cosa sucedió desde entonces, en especial, se consolidaron dos figuras entre los pesos pesados: Anthony Joshua y Deontay Wilder. Contra este último veremos a Fury este sábado y por donde se le mire, es un combate cargado de morbo y extraños atractivos. Todo por causa del británico.
Fury tuvo un libreto y lo ejecutó a la perfección. Ahora la pregunta es otra: Ante Deontay Wilder, ¿recurrirá el británico a la misma clave que le permitió sorprender al mundo y aterrizar en el estrellato de la máxima división?
Va contra un rival previsible, que podría complicarse ante un oponente elusivo, de brazos largos e inteligente para manejar los ángulos ofensivos y defensivos. Fury lo verá a Wilder como si fuera Klitschko. El problema es que, el estadounidense, podrá ser previsible como el ucraniano, pero es muy diferente en poder, en velocidad de golpeo y balance sobre el ring.
Ello muda el dibujo previo del combate y debería permitirle ganar la pelea de manera contundente. Sin embargo, el favoritismo que le adjudicamos al campeón invicto del CMB no le resta atractivos a este combate entre dos gigantes invictos. La fascinante historia personal de Fury y el increíble record de Wilder son razón suficiente para desear verlos frente a frente.
El británico plantea muchas dudas sobre su posible desempeño en el ring. Ha logrado sorprendernos con su recuperación física, pero las dos peleas realizadas tras regresar luego de una ausencia de más de dos años, no suman nada a la especulación. El 9 de junio venció al albano Sefer Seferi y el pasado 18 de agosto hizo lo propio ante el italiano Francesco Pianeta. Rivales a modo, traídos desde afuera del primer nivel y destinados poco menos que a servir de socios en un “sparreo artístico” del estrafalario Fury.
Con esas peleas, salió de un retiro de más de 30 meses al que debió someterse por problemas con el alcohol, la depresión y las drogas, junto al castigo con efecto retroactivo por dopaje.
Tyson Fury ante Francesco Pianeta en la última pelea realizara por el británico.
Es difícil imaginar que el Fury de este sábado sea el mismo que venció a Klitschko.
Esas dos peleas en cierta forma fueron una demostración de que recuperó forma física, pero no nivel deportivo. Y por más que Tyson Fury asegura que “si venció la depresión, puede vencer lo que sea”, la frase parece más un recurso de su inagotable manantial dialectico que una afirmación sobre una posible mejora total. Fury volvió a la tierra, pero, seguramente, aún persistirán los efectos de su larga ausencia. Y Wilder se lo recordará cuando le llegue con sus primeros trallazos.
No dudamos que perderá, sin embargo, que el más histriónico de los pugilistas del primer nivel en la máxima división afronte una pelea tan mediática, mientras dure, será todo un acontecimiento. La vida cinematográfica de Fury permite disfrutarlo con una mirada tan humana como divertida.
Este gigante de 6’9”, 246 libras de peso e hincha del Manchester United, nació en una caravana de gitanos, tres meses antes de un embarazo normal y su primera misión de vida, fue luchar para salvar su propia vida. Por una ironía del destino, su padre lo bautizó en 1988 con el nombre de su gran ídolo: Mike Tyson.
Sin hogar fijo, criado en carpas y presenciando las peleas de sus padres, Tyson fue una de las cuatro criaturas que sobrevivieron a los catorce embarazos de su madre. Como en tantas aventuras de vida, el boxeo fue su primer equilibrio y parece que también fue su salvación.