Científicos descubren a ‘Italus’, el árbol más ‘viejo’ de Europa con 1.230 años

En una elevada loma, practicamente en uno de los puntos más elevados del Parque Nacional de Pollino (entre Basilicata y Calabria, en Italia), se encuentra un pequeño grupo de seis árboles, entre tocones y ramas partidas esparcidas por el suelo.

El más alto del grupo aparece completamente destartalado, sin hojas en su copa, con graves daños en su tronco, dando la apariencia de estar al borde de la muerte. Pero ni mucho menos: ese árbol es uno de los más importantes del mundo. Y es que un estudio realizado por la Universidad de la Tuscia ha servido para descubrir que ese árbol es, a día de hoy, el más antiguo de toda Europa, con 1.230 años de antigüedad.

 Se trata de un pino de los Balcanes, que ha sido bautizado como ‘Italus’ y que no solo no se encuentra en mal estado, sino que los úlitmos exámenes que se le han practicado determinan que continúa creciendo y que se encuentra lleno de vida a pesar de lo que pueda sugerir su aspecto exterior.

Desde el siglo VIII, ‘Italus’ ha sido testigo de todo lo que ha sucedido en el país transalpino y, ahora, tiene el honor de ser el árbol más antiguo de toda Europa. Su descubrimiento llego casi por casualidad.

Exámenes previos en el Parque Nacional de Pollino había determinado que había ciertos pinos de los Balcanes cercanos a los 1.000 años de vida, lo que provocó que un equipo liderado por Gianluca Piovesan se hiciera una pregunta: ¿encontrarían algún árbol milenario?

Esa simple sentencia llevó a cabo un estudio que ha durado más de tres años, que les ha servido para descubrir a ‘Italus’, según informaron los científicos en la revista ‘Ecology’.

Pero datar su antigüedad no fue una misión sencilla, pues este tipo de árboles tiene un curiosa característica, que es que su tronco se vaya quedando hueco con el paso de los años.

Y, evidentemente, esta situación complicaba la misión de poder descubrir con facilidad su edad.

De hecho, el tronco de ‘Italus’ cuenta con un diámetro de 160 centímetros, pero los investigadores pronto descubrieron que prácticamente le faltaban unos 48 cm en su interior, una sección realmente importante que impedía saber cuántos anillos le faltaban al pino. Así, decidieron llevar a cabo una solución: analizar los anillos de las raíces del árbol -que se crean a otro ritmo que los del tronco- con datación por radiocarbono y contrastar el patrón de crecimiento de la raíz con el del tronco.