‘Los últimos días de Ramón Pagano’, días previos a una ejecución

Los últimos días de Ramón Pagano (Random House, 2018), nueva novela de Alejandro Hernández Palafox, narra los cincuenta días previos a la ejecución del protagonista de esta obra. En esta muerte contrarreloj, Pagano teje y desteje historias nacidas principalmente de la imaginación que lo vinculan con la droga, altas esferas políticas y económicas, a los cárteles delictivos, así como a vivencias de asesinato y traición, lo que provoca en el lector la incertidumbre de qué tan cierto es lo que cuenta el personaje central de estas páginas.

No cabe duda de que los recursos de Ramón Pagano son la reflexión, el recuerdo y la imaginación; entonces no sabemos, de lo que recuerda, qué tanto es cierto o no, o de lo que reflexiona, qué tanto está convencido o no; a Pagano, sentenciado a muerte, sólo le queda eso, contar, pero es suficiente para que camine por muchas veredas en sus últimos días. Con esta novela intenté reflejar la realidad como si la viéramos en un lago, es ondulante, borrosa, pero seguramente la revela mejor que un espejo.

La fecha de muerte no aterra a Pagano, incluso lo coloca en la posición única, pues de todos lo que sabemos que nos vamos a morir, Ramón tiene el privilegio de saber día y hora exacta, esto pone en cierta ventaja, aunque a veces sufre la cuenta regresiva, la sensación de saber su fecha de muerte lo libera en realidad”, asegura Hernández.

A Ramón Pagano lo acompañan hombres y mujeres que ayudan a dar un contexto más sólido de quién es en verdad este hombre; por ejemplo, su madre, quien será fundamental en la historia; Renata, su prometida, Matías y Cornelio, ambivalentes celadores; también Jiménez Aguado, el juez que emite la sentencia de muerte, y un secretario de Relaciones Exteriores ladino.

Tuve la oportunidad de platicar con un par de mexicanos condenados a muerte en EU. Me llamó la atención que ambos hablaban de las enseñanzas infantiles que les dio su madre y cómo tomaron otro camino. Sin duda, esta experiencia está reflejada en la vida de Ramón Pagano, quien tiene una madre de la que incluso él puede mostrarse lejano e irónico, pero que en verdad hay un trasfondo de mucha cercanía. No cabe duda de que la relación entre Pagano y su madre refleja la mexicanidad, sin querer estereotipar.

También están aquellos personajes que tienen que ver con el poder, como el secretario de Relaciones Exteriores, quien está empeñado en ganar puntos con el Presidente y busca ganarse las simpatías. El juez Jiménez, quien lo sentencia a muerte por no resistir la tentación de ser el primero en dictar una pena de esta índole, pero que después gana los derechos de transmisión de la ejecución, que es otra forma de sacar ventaja de alguien que se acerca en el último día de vida. El lector va descubriendo personajes que permiten atisbar otras perspectivas de realidad, del testimonio de nuestro tiempo”, afirma el escritor mexicano.

Al cuestionar a Hernández Palafox sobre la estructura narrativa del libro, el escritor asegura que intentó que Los últimos días de Ramón Pagano fuera un relato con un monólogo vivencial. “Ésta es una novela cargada de oralidad. Cuando comencé a escribir acerca de Ramón Pagano lo escuchaba como si me estuviera dictando. No cabe ninguna duda de que es una obra muy fonética, con una evidente carga oral.

En la cuenta regresiva de la vida de Pagano no me circunscribí sólo a un esfuerzo realista, sino a una narración libre que permite muchos juegos, no encajona estos cincuenta días en una tesitura únicamente de reflexión, sino también de imaginación, incluso de duda, porque no sabemos si muchos de los acontecimientos sucedieron en verdad, pero espero que al lector no le importe, sino que se sumerja en esta imaginación postrera de Pagano en sus últimos días”, dice Palafox.

Al inquirirlo sobre la decisión de que todo sucediera en cincuenta capítulos o mejor dicho, cincuenta días, Palafox considera que es un buen tiempo para narrar una historia como esta. “A mí me parecía un tiempo suficiente para narrar esta vida, pero sin llegar a cansar a los lectores. Pero al final fue una decisión arbitraria de mi parte”, concluyó el novelista.