El Arzobispo de San Luis Potosí Jesús Carlos Cabrero Romero, ofreció la misa exequial, en donde se refirió a Szymanski como un amigo, confidente, buen consejero e incluso algunos lo llamaban papá.
Este viernes, fue sepultado el cuerpo de Monseñor Arturo Antonio Szymanski quien perdiera la vida a los 96 años de edad a consecuencia de un infarto al miocardio, feligreses llenaron la Catedral Metropolitana para presenciar la ceremonia religiosa en su honor.
En punto de las 11 de la mañana, el Arzobispo de San Luis Potosí Jesús Carlos Cabrero Romero, ofreció la misa exequial, en donde se refirió a Szymanski como un amigo, confidente, buen consejero e incluso algunos lo llamaban papá.
Desde muy temprano, los feligreses se dieron cita en la Catedral para presenciar lo que sería la última misa, obispos de otros templos, de otras entidades e incluso el cardenal Norberto Rivera, estuvo en San Luis Potosí para despedir a Zsymanski.
Dejó un gran legado, era un arzobispo preparado, con mucha inteligencia, actualmente dejó un vacío en las personas que lo querían.
El templo también se cubrió de brigadistas de la Cruz Roja que estuvieron al pendiente de los asistentes.
Además, al lugar llegaron autoridades estatales, municipales, representantes de la iglesia católica de otros estados, sobre todo del Arzobispo de Aguascalientes, también llegaron de Querétaro y Ciudad de México, además del cardenal Norberto Rivera.
Durante la misa, en la homilía Cabrero Romero, pidió por la pronta resignación de los familiares y amigos cercanos, puesto que fue una pérdida lamentable.
En los feligreses, su rostro se llenó de tristeza pues no podían dar crédito a esta perdida, y todos querían recordar con una foto este triste momento.
En la Catedral Metropolitana el silencio impero, los coros llenaban de ecos la Catedral Metropolitana, al centro del altar quedó el féretro, encima se le colocó la mitra y ornamenta que siempre utilizaba para oficiar misas, mientras que el báculo quedó a un costado.
Al concluir la misa, los asistentes llenaron de aplausos el recinto, después el cuerpo fue llevado al mausoleo de la Catedral Metropolitana, pues ahí fue depositado junto con otros obispos que ya se encontraban en el lugar.