Al menos 9 periodistas, uno de ellos Shah Marai, fotógrafo de la agencia francesa AFP, se encuentran entre las 21 personas que murieron hoy en un doble atentado suicida reivindicado por el Estado Islámico (EI) en el centro de Kabul, informaron diferentes fuentes.
La ONG Comité de Seguridad de los Periodistas Afganos (AJSC) informó en su cuenta de Twitter de que tiene constancia de la muerte de 9 periodistas en la explosión de Kabul, aunque no ofreció sus identidades.
El portavoz del Ministerio de Salud Pública de Afganistán, Wahidullah Majroh, indicó a Efe que entre los fallecidos están Khair Muhammad, de la cadena afgana Tolo News, y Ebadullah Hananzai, de la emisora Azadi Radio.
El fotógrafo Shah Marai, de AFP, también murió por la explosión, según confirmó la propia agencia en su cuenta de Twitter.
«El fotógrafo en jefe de Agence France-Presse en Kabul, Shah Marai, ha muerto. Murió en una explosión contra un grupo de periodistas que habían corrido al lugar de un ataque suicida en la capital afgana», indicó el medio francés.
La cadena de televisión 1TV informó de que un cámara, Nawroz Rajabi, y el reportero Ghazi Rasouli fallecieron en el ataque.
También falleció un periodista de Jahan TV, que aún no ha sido identificado.
El portavoz de la Policía local, Hashmat Stanekzai, indicó a Efe que un atacante suicida hizo detonar una primera bomba en su motocicleta sobre las 8.00, hora local (3.30 GMT), en el área de Shashdarak, en el distrito policial número 9 de la capital afgana.
Alrededor de media hora más tarde se produjo una segunda explosión, cuando según Stanekzai, «un suicida que se disfrazó de periodista con una cámara en la mano» hizo detonar los explosivos que portaba entre un grupo de civiles y periodistas que habían acudido a la zona para cubrir el suceso.
El EI reivindicó los atentados en un mensaje en la red social Telegram señalando que un primer terrorista detonó su chaleco explosivo en el edificio de la Inteligencia afgana y un segundo hizo lo mismo en la calle para sorprender a las personas que habían huido del primer ataque y «hacerlos pedazos».
Los periodistas y los medios que trabajan en Afganistán son objeto habitual de los ataques de los grupos insurgentes.
En 2014 la fotoperiodista alemana Anja Niedringhaus, de la Agencia AP, murió tiroteada cuando cubría un evento electoral en provincia de Khost (oeste) y ese mismo año el periodista afgano Sardar Ahmad, de AFP, murió junto a su mujer y dos de sus tres hijos en un ataque contra el hotel Serena de Kabul.
En enero de 2016, un terrorista suicida se inmoló contra una furgoneta que transportaba empleados de una productora audiovisual en Kabul, una acción en la que fallecieron al menos 8 personas, 7 de ellas civiles, y otras 28 resultaron heridas.
En el vehículo viajaban empleados de Kaboora Production, una compañía afgana de unos 200 empleados que trabaja para medios como Tolo News.
En un informe presentando el pasado enero, la AJSC indicó que el número de periodistas muertos en territorio afgano en 2017 se elevó a 20, calificándolo como «el más mortífero» de los últimos 15 años, con un 54 % más de muertes que en 2016, cuando la cifra se situó en 13.
Afganistán se encuentra en el puesto 118 de 180 en el ránking sobre la libertad de prensa 2017 de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).