‘La gente del viaje’ se presenta por primera vez en México

Cuenta Lorenzo Armendáriz (Sanb Luis Potosí, 1961) que cuando hizo la primera imagen a un gitano, éste le pidió fotografiarlo como él deseaba ser visto en el mundo.

El hombre tomó su antiguo pasaporte y cubrió su rostro cansado y viejo con la imagen del documento oficial donde lucía joven. El artista entendió que si quería retratar a esta comunidad “invisible” tenía que ser como ellos querían presentarse ante una sociedad que los desconoce.

Inicié el proyecto en Praga en 1995, pero en otras latitudes tuve las mismas peticiones. Los gitanos querían ser fotografiados como querían ser vistos y este proyecto de retratos es la escala de cómo los gitanos se entienden en su entorno, y es el retrato de un trayecto de más 20 años”, apunta quien presenta por primera vez en México el proyecto titulado La gente del viaje. Gitanos sin fronteras.

Las instantáneas en blanco y negro y analógicas ocupan la sede central de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo en el marco del octavo Festival Internacional de la Imagen, donde recibió un reconocimiento por su trayectoria. Armendáriz anunció que de este proyecto donará tres fotografías para que se sumen al acervo de la institución.

Si bien las imágenes son retratos, se hace evidente la cosmovisión de los grupos gitanos, que se esfuerzan por mantener la libertad de pensamiento en movimiento. “Me interesa esta cuestión de la dignificación del pueblo gitano, porque se ha hablado mucho del racismo hacia ellos, pero con este proyecto me interesa mostrar la otra parte. Son imágenes tomadas en Chile, Argentina, Ecuador, México, Rumania”.

Resaltan hombres de traje sastre o mujeres de vestidos largos, aunque ésta no es su vestimenta habitual. Jóvenes en pose de actor de cine o de artistas circenses. También en paisajes bellos o en medio de bailes y festividades en sus campamentos. Y en el caso de los gitanos en México, destaca la manera en que se apropiaron de la cultura del cine ambulante.

Algunos gitanos llegaron a México a finales del siglo XIX, traían el oficio de dar espectáculos callejeros de acrobacia y baile de animales como el oso y el chango; luego se dedicaron a dar cine ambulante por todo el país hasta que este negocio entró en decadencia a principios de los 90. Entonces ocupan las carpas del cine para presentar bailarinas, payasos, magos y ventrílocuos”, relata quien es nieto de un hombre gitano de origen húngaro.

La mirada de Armendáriz, quien recorrió el país para documentar y registrar grupos indígenas para el Instituto Nacional Indigenista, se centra no sólo en la vida diaria de los nómadas, también narra su pasado a través de la imagen. Revela su origen, que se traza desde la India en un trayecto interminable por Europa desde Rusia, Polonia y Grecia hasta España y Francia, hasta llegar al Nuevo Mundo.

Señala que en la cultura gitana no hay delimitaciones geográficas ni mentales. No hay temor al llegar a un territorio nuevo, y son propietarios sólo de su libertad. “Siempre fui recibido fraternalmente en las comunidades gitanas. Las fronteras sólo eran referencia de los países que cruzaba”, afirma quien tiene obra en los acervos de la Biblioteca Nacional de París, la Fototeca de Cuba y el Centro de la Imagen, entre otras instituciones.