Los imprescindibles de Nueva York

Nueva York es, como buena ciudad portuaria, una urbe multicultural desde su origen, cuando los holandeses pagaron a los nativos Lenape –que ocupaban la actual Wall Street– un puñado de florines y resolvieron llamarla Nueva Ámsterdam. Los colonos arribaron a estas costas en busca de un mundo mejor y, tres siglos después, Manhattan sigue siendo una hipérbole del ‘American dream’.

Esta apasionante metrópoli, entre todas las urbes del planeta, es la ciudad por antonomasia; aquella a la que siempre se desea volver. Si estás planeando un viaje a la gran manzana, estos son los imprescindibles que debes ver.

Times Square

Para sentir el latido de la ciudad plántate en medio de Times Square y entenderás por qué es el corazón del planeta. Son apabullantes sus kilométricas pantallas led que, inevitablemente, te transportan a las mejores escenas de la película Blade Runner. Será inevitable hacer mil fotos, y hasta un vídeo time lapse, con tu smartphone para ser la envidia de tus followers en redes sociales. El enclave es tan indicado para los selfies que han instalado en un lateral una plataforma con distintas alturas para que propios y extraños elijan la mejor perspectiva en sus fotografías.

National Geographic Encounter

Justo al lado, te encantará visitar National Geographic Encounter para explorar nuestros océanos sin botella de oxígeno. Verás que el mar nunca duerme y descubrirás la potencia de los sonidos submarinos a través de excelentes proyecciones documentales y tecnologías tridimensionales. No pierdas la oportunidad de jugar con un simpatiquísimo león marino virtual que obedece las señales realizadas con tus manos.

Gulliver’s Gate

En una de las bocacalles de Times Square se encuentra Gulliver’s Gate, una atracción recién inaugurada perfecta para familias. Una vez dentro, tendrás el mundo en tus manos –literalmente– con decenas de reproducciones en miniatura de los monumentos planetarios más señeros. Te encantará su interactividad. Al entrar, ofrecen una usb que permite activar el tráfico aéreo de Nueva York, hacer que los peregrinos giren alrededor de la mezquita Masjid al-Haram de La Meca o iluminar la torre de Pisa.

Un tour gastronómico

Si te pica el hambre, conviene apuntarse a un tour gastronómico (40 euros) para escudriñar los mejores ‘food trucks’. A nadie deja indiferente observar cómo cuatro cocineros se desenvuelven con soltura en un espacio que no alcanza los dos metros. Durante un par de horas ejercerás de auténtico ‘newyorker’, mientras pruebas media docena de tapas en las furgonetas aparcadas a lo largo de las principales avenidas del Midtown. Es una experiencia inmersiva en sabores internacionales. Tan pronto catas un fantástico taco en El rey del sabor como saboreas el famosísimo falafel de Kwik Meal, pasando por las recetas coreanas de Bapcha, los platos griegos de Souvlaki Gr o especialidades kosher servidas desde la ventanilla de Little Brazil.

Que no falten los tópicos

¿Los obligatorios del viaje? Dar una vuelta por los escaparates de la Quinta Avenida, retratar la plaza de Rockefeller Center, caminar por Broadway y maravillarte con una estampa aérea de la ciudad subiendo a lo más alto de Top of the Rock o encaramándote al mítico Empire State Building. Para acceder, lo mejor es que te hagas con la New York City Pass (105 € aprox) y ahorrarás hasta un 43% en la entrada a algunas de las mejores atracciones urbanas; como el Museo Guggenheim, la Estatua de la Libertad, el Memorial y Museo del 11-S, un crucero fluvial o el Museo Metropolitano de Arte.

La Zona 0

La apertura del complejo One World Trade Center consiguió darle un impulso tras el fatídico atentado de 2001. El austero y conmovedor Memorial 11-S ha conseguido homenajear a las víctimas sin alharacas. Mientras, el área se ha revitalizado arquitectónicamente con fantásticas estructuras como el Oculus de Santiago Calatrava y el One World Observatory. Más de 12.000 visitantes se encaraman cada año a las vidrieras del piso 104 de este rascacielos al que se accede en ascensor en solo 60 segundos. Desde aquí, se atisba la mejor panorámica del puerto natural que conformó Manhattan y, en días claros, se escudriña New Jersey, Brooklyn y Long Island.

Greenwich Village

Enfila la Sexta Avenida hasta llegar a este pequeño oasis con aires bohemios, casas bajas adornadas de recoletos jardines y sus escalinatas, tan retratadas en las películas. Es un barrio lleno de encanto y un lugar perfecto para volver por la noche a escuchar un concierto en directo en locales míticos como Blue Note Jazz Club o Cafe Wha?, cuyos escenarios pisan músicos galardonados con premios Grammy y han visto desfilar a figuras como Bob Dylan, Ray Charles, Bruce Springsteen, Chick Corea o Jimi Hendrix.

The High Line

Es uno de los pulmones verdes de la urbe: The High Line. Reserva un buen rato para apreciar este antiguo paso de tren rehabilitado para uso y disfrute de los neoyorquinos que, a diario, lo utilizan para almorzar, practicar deporte o, simplemente, atravesar la ciudad de este a oeste, o viceversa.

Central Park

Es una locura ver el denso tráfico, donde el color amarillo de los cabs (taxis) destaca tanto como los rickshaws tirados por ciclistas, que tan de moda están entre los turistas, y son una buena forma de aproximarte a Central Park. Cuando llegues, explora sin prisas este evocador espacio cinematográfico clavado en nuestras retinas que regala rincones insólitos.

Te recomendamos que accedas al parque por West Drive hasta llegar a Strawberry Fields –inevitable hacerse una foto de recuerdo al rosetón Imagine que recuerda uno de los lugares favoritos de John Lennon–.

Metropolitan Museum of Art

Después, acércate a la zona del gran lago y sigue por East Drive hasta alcanzar el Metropolitan Museum of Art. Anímate a visitar una de sus secciones, pues resulta imposible ver una milésima parte de sus dos millones de obras. Apreciarás su soberbio su conjunto de claustros medievales, el legado de arte impresionista o la colección destinada a los mejores maestros de pintura europea desde el siglo XVI hasta el siglo XX.

Williamsburg

La oferta cultural y de ocio está abanderada por este distrito, preso de la gentrificación, que va dando paso poco a poco al ambiente más alternativo del contiguo barrio de Bushwick, de claras pinceladas hipster. Esta zona emergente esconde una excelente ruta circular de street art, que empieza revisando los murales de la avenida Flushing, sigue encaramando Evergreen y continúa por Myrtle hasta la calle Hurt. Es obligatorio hacer una parada gastro en el local de Roberta’s, tan famoso por sus colas como por sus excelentes pizzas.

Brookyln Botanic Garden

Con este baño de cultura vas a agradecer un paseo por Brookyln Botanic Garden. Sigue siendo una delicia perderse en este vergel con rincones idílicos destinados a fragancias, plantas medicinales o rosaledas. Visita el invernadero acristalado con diferentes hábitats y termina relajándote en la laguna que riega un coquetísimo jardín japonés. Aquí, vista y olfato te trasladarán a tierras asiáticas, más aún si tienes la suerte de coincidir con la celebración del festival Sakura Matsuri, que tiene lugar en primavera al florecer los cerezos.