Vicente Garrido Genovés lleva varios años esclareciendo crímenes. De hecho, fue el primer criminólogo en España que colaboró en la captura de un asesino en serie creando un perfil criminológico del sospechoso. “A mí nadie me tiene que contar lo que piensa un asesino”, dice. Su interés siempre ha estado puesto en la parte más oscura del ser humano.
Ahí, piensa, habitan algunas claves para entender ese ímpetu por la supervivencia que tienen los hombres. Además de darle notoriedad —el Ministerio de Justicia español le concedió la Cruz de San Raimundo de Peñafort por sus servicios—, su profesión le ha llevado a sitios que para muchos podrían ser un abismo: los rincones más torcidos en la mente de un criminal.
Desde ahí también escribe, casi de manera maniática, novela negra. Hace seis años apareció en España el primer libro de una extensa saga que ya cuenta con cuatro entregas.
A México ha llegado la primera: Crímenes exquisitos (Tirant Ficción, 2018), un tabicón de 927 páginas que no deja espacio para el reposo y que ha sido escrito a cuatro manos, junto con la historiadora del arte Nieves Abarca, a quien Garrido conoció cuando impartía un curso en línea sobre perfiles criminales.
La novela narra la historia del crimen de Lidia Naveira, quien desaparece una mañana de junio antes de ir a clase. Su cuerpo ya inerte, aparece después vestido de novia con un ramo de flores. Javier Sanjuán, probable alter ego del autor, trabaja de la mano con la investigadora asignada al caso, la joven Valentina Negro.
Ambos acabarán por bautizar al asesino como “el artista”, quien con su fechoría recrea la célebre obra de arte del siglo XIX, la Ofelia deJohn-Everett Millais.
En Crímenes exquisitos, dice Garrido, “hemos intentado rehuir de los clichés”. En principio, aquí el detective ha cambiado de sexo; ahora es una sensual dama la que debe lidiar para resolver el caso: “nos interesó mucho que fuera una mujer la que debe hacerse cargo de una investigación muy compleja en un mundo de hombres; ella debe gestionar sus miedos, sus sensibilidades, sus inseguridades, Valentina tiene sus propios demonios en un contexto particularmente perverso y violento y vimos que un personaje femenino podía ser dramáticamente más interesante que un personaje masculino”. Y si bien la historia avanza con una especie de progresión interna, sicológica y dramática, los autores han querido mostrar al lector también “lo difícil y complejo que es una investigación”.
Nuevamente la profesión de Garrido salta para hacerse presente: “Una de las críticas positivas que recibimos es cuando nos dicen que nunca se había visto y contado una investigación criminal como aquí se muestra, con el grado de verosimilitud, con las dudas, con las ansiedades, con los problemas, con los puntos muertos que conlleva”.“Me beneficié de mi trabajo, llevo muchos años en la docencia, pero también en la investigación criminal, ayudando a la policía y sé muy bien lo que son los puntos muertos, las frustraciones, el desafío era hacerlo de tal manera que al lector no le supusiera monotonía y tedio sino, por el contrario, le supusiera un acicate para preguntarse ¿cómo se va resolver este nuevo reto?, esto parece que no encaja en nada, parece una vía muerta, ¿cuál va a ser el siguiente paso?, es decir esta novela exigía mucho tiempo y muchas páginas y el reto era que el lector lo sintiera como algo ligero”, cuenta.Con ese ingrediente, la novela se vuelve criminológica: “pusimos especial atención en describir la sicología de los homicidas o del homicida o de los diferentes personajes negativos que de alguna manera se van asociando con el crimen y hay mucho detalle en la descripción de los crímenes; vas a ver y a sentir lo que algunos asesinos han hecho, por supuesto esto es ficción, pero hay elementos de verdad que están asociados con los aspectos reales”.
SUPERVIVENCIA
Hablar de crímenes exquisitos podría suponer cierto agrado perverso por la sangre y lo funesto, pero Garrido dice que no, que la fascinación del hombre por el crimen es ancestral y se relaciona con su necesidad de sobrevivir. “El crimen como la forma más manifiesta del mal ha sido un elemento clave para la supervivencia, el ser humano sobrevive cuando puede asegurar a su tribu frente a enemigos extraños que quieren arrebatarle su territorio, las hembras, los hijos, el alimento, pero también contra el enemigo interno, el traidor, el que roba, el que se aprovecha del beneficio de los demás”.
El arte, la literatura, el cine, cuando se ocupan del crimen, del género negro, el relato criminal es una posibilidad para que el ser humano aprenda cuestiones de supervivencia para no tener que sufrir la experiencia real. Yo estoy en contra de decir que esto es producto del morbo o de la parte viciosa del ser humano, todo lo contrario, está relacionado con nuestra supervivencia”, piensa.
El escritor dice que, para funcionar, una novela negra debe contener verosimilitud, hablar de problemas auténticamente humanos y mantener su dinamismo. Pero en las últimas décadas, sobre todo a partir de los 70 y 80 del siglo pasado, se fue alejando de las reglas tradicionales que la sometía a contar un problema criminal en el que se revelaba la podredumbre, la corrupción o las debilidades del ser humano o del sistema y que terminaba, casi siempre con un final satisfactorio.
La novela negra se ha beneficiado del movimiento artístico que huye de los finales satisfactorios o felices y hoy en día está teniendo mensajes más ambiguos donde el bueno y el malo, la justicia y el crimen, tienen fronteras mucho más borrosas, quizás sea una característica de la postmodernidad. Creo que el género negro ya no está tan preso de esa estructura tan clásica”. Aún así, Garrido piensa que no hay mente que soporte un camino tan sinuoso y cree que, de alguna forma, el relato negro debe dejar un pequeño resquicio por el cual penetre un rayo de luz.
Ni todo es totalmente blanco ni tampoco negro, sólo se trata de la mente humana: “La novela policiaca es consustancial, porque el hecho de vivir en sociedad siempre significa que cuando todos nos agrupamos con un propósito común, alguien va querer tomar ventaja y eso significa que vas a descubrir quién va ser el criminal, el ventajoso, el traidor, ahí donde se junte un número determinado de personas ahí hay una novela policiaca”, remata.