Más de 120 activistas que realizaron campañas para proteger las tierras, el medioambiente y los derechos laborales frente a los intereses comerciales fueron asesinados en 2017, y de acuerdo con Business & Human Rights Resource Centre (BHRRC), México y Colombia fueron los países más peligrosos en el mundo.
Con sede en Londres, el grupo de defensor de derechos humanos documentó 388 ataques contra activistas el año pasado, incluidos golpes, amenazas, demandas y detenciones arbitrarias, un 34 por ciento más que en el año anterior. Los asesinatos contra activistas crecieron en 50 por ciento de 2016 a 2017.
Estamos viendo, en general, ataques contra activistas y contra las libertades cívicas en todo el mundo», dijo Ana Zbona, portavoz de BHRRC, quien precisó que dicho aumento se debió, en parte, a una mayor atención mundial que provocó que se reportaran y documentaran más incidentes.
Brasil, México, Colombia, Honduras, Guatemala y Filipinas están entre los países más peligrosos para los activistas que confrontan intereses corporativos al sumar 212 incidentes.
Las víctimas, incluidos los 127 fallecidos, eran activistas, representantes sindicales, líderes indígenas, periodistas y abogados, en su mayoría involucrados en campañas por el derecho a la tierra que se oponen a las minas, plantaciones y centrales eléctricas.
La minería y la agricultura son los sectores más afectados, pero los ataques relacionados con proyectos de energía renovable, como represas y parques eólicos, aumentan rápidamente impulsados por las crecientes inversiones en energía limpia, dijo el grupo.
Frontline Defenders, otro grupo de derechos humanos, dijo el mes pasado que al menos 312 activistas fueron asesinados en 2017, un 11 por ciento más que el año anterior.