Pepe y Fabricio empujan al Besiktas a hacer historia en la Champions

El Besiktas sigue dando pasos para escribir una de las mejores páginas de su historia al tocar casi el pase a los octavos de final de la Champions.

El empate ante el Mónaco supo a poco, pero el fútbol es acierto y eso es lo que le fallo al equipo de Pepe, Fabri y Negredo entre otros viejos conocidos. Por contra el equipo del principado necesita de extrañas carambolas para seguir con vida en la competición en la que asombró hace un año. 3 puntos tras 4 partidos lo dice todo.

El Vodafone Arena y la afición del Besiktas nada tienen que ver con el fútbol tal y como se entiende. Los seguidores son capaces de animar sin cesar a sus jugadores durante 20 minutos de seguido, rompiendo tímpanos ajenos y sus propias gargantas con todo tipo de gritos o gestos. En esto el Besiktas es campeón por goleada.

Con este escenario es imposible que el equipo local inicie partido alguno sin encerrar al rival, sin dejarle sin respiración y a la espera de que apareCa esa oportunidad que sirva para abrir el marcador.

Pura pasión, pero poco acierto. La tuvo Quaresma, Babel e incluso Pepe, pero la puntería no andaba de buena noche.El Mónaco, nada que ver con el de la pasada temporada y encima sin Falcao, bastante hacía con aguantar y esperar que Subasic, Jemerson, Glik o Fabinho pusieran freno y orden.

El talento lo ponía Lemar hasta que a la segunda entrada le mandaron al vestuario.El dominio era local, pero una absurda pérdida de balón de Adriano, castigo en exceso al Besiktas al borde del descanso.  Marcos López tuvo tiempo de pensar, apuntar y colocar la pelota al único sitio que no alcanzaba un buen Fabri. Mazazo.

Tras el descanso todo volvió a su origen. Dominio por aplastamiento del Besiktas hasta que las oportunidades se convirtieron en un penalti sobre Quaresma, que Cenik Tosun transformó, con los octavos en el horizonte.

Hasta el final, un Mónaco desesperado y casi eliminado buscaba un milagro que no llegó, dejando espacio y tiempo para las contras turcas. Fabri y Pepe aguantaron a un equipo que pudo sellar el pase si Quaresma hubiera aparcado el egoísmo que tuvo en los minutos finales.