Los cruceros reivindican su identidad a puro KO

En las dos primeras pe leas del torneo que en frenta a los mejores pesos cruceros del planeta, Oleksandr Usyk noqueó a Marco Huck y Yunier Dorticos hizo lo propio ante el ruso Dmitry Kudryashov. Esas dos batallas bastaron para confirmar las expectativas positivas en la súper serie y permiten mirar con otra confianza el propio futuro de la división. Y eso no es poca cosa.La división crucero debe ser hasta hoy – en la consideración general – la más postergada de todas las divisiones del boxeo profesional. Tal vez, en el imaginario del aficionado, es apenas una mera categoría de tránsito entre los semipesados y los pesos completos. Pueden existir muchas razones que explican esa injusta indiferencia, pero la coincidencia sobre ese desinterés es absoluta.No por un acaso esta categoría nació para acomodar a los pesos pesados que no lograban medirse a los más grandes de la división.

Tomando como referencia la centenaria historia del boxeo, el hecho de que el primer campeón crucero (CMB) fue el miembro de la Reserva Indígena Flathead de Montana, Marvin Camel apenas en 1980, a esta categoría parece que le faltaron paginas en el libro del boxeo para encontrar su verdadero lugar.En 1988, el más célebre de todos sus monarcas, Evander Holyfield, venció al puertorriqueño Carlos de León y se convirtió en el histórico primer campeón unificado de la división (CMB-AMB-FIB). El prestigio y proyección de Holyfield – por entonces – a todos hizo ilusionar con el futuro de los cruceros. Pero el propio Holyfield, que inmediatamente emigró a los pesos pesados para construir su gran historia, quizás, escribió esa la lapidaria definición de una mera categoría de tránsito.Ese vasto territorio de la categoría, hoy limitado por las 176 y las 201 libras, parecía definitivamente condenado al olvido o a lo que puede llamarse como «boxeo de culto», al que solo unos pocos le dedican tiempo. Sin embargo el 2017 parece ser el punto de quiebre, el momento en que una nutrida generación de grandes exponentes salió a mostrar sus condiciones y reivindicar su identidad. Ya era tiempo.La súper serie parece ese escenario apropiado y lo mostrado en apenas dos combates, permiten abrigar las esperanzas en la verdadera reivindicación de una división explosiva y donde el KO más que un accidente, es el «pan nuestro de cada combate».