Miedo, escasez y evacuaciones, el efecto del huracán Irma en Florida

La tensión se siente en el ambiente, el ruido de la madera siendo golpeada una y otra vez por martillos es constante pues cientos buscan asegurar a como dé lugar su hogar y negocios, largas filas se vislumbran a lo lejos en gasolineras y tiendas. Es cierto que la vida sigue, pero en Florida, Estados Unidos, pareciera ser una cruda imagen previo a un apocalipsis natural.

Mientras el huracán Irma sigue su avance imparable y devastador por el norte de Cuba, en Estados Unidos se alistan los últimos detalles previo a su llegada. Es cierto que Irma ha perdido algo de fuerza hasta bajar a categoría 3, pero las autoridades saben que la potencia de un huracán varia por horas, por lo que aún no se puede cantar victoria.

Las autoridades estadounidenses tienen un temor claro: que el ciclón alcance de nuevo la categoría 4 antes de tocar Florida. Por lo pronto se ha pedido a poco más de 6.3 millones de personas que evacuen Miami, pese a que ahora es más probable que Irma impacte en Tampa o Naples, a sólo 190 kilómetros de la ciudad del sol.

Aunque los residentes de Florida se dicen estar “acostumbrados a los huracanes”, las autoridades han exhortado a todos a no subestimar el poder de Irma. Para darnos una idea de lo destructivo que puede ser este huracán basta con leer las palabras del gobernador Rick Scott quien aseguró que Irma sería «mucho más grande que Andrew», refiriéndose al huracán de 1992 que fue el más destructivo que se ha registrado en la zona.

Hasta el momento se sabe que Irma ha dejado al menos 22 muertos y muchos daños materiales a su paso por las islas del Caribe. Por su parte La Habana, Cuba, aún no ha dado cifras de víctimas, ni la magnitud de los daños causados.

«No se trata de que la Florida pueda verse afectada. La cuestión es cuán grave será el daño en la Florida», aseguró a The New York Times Brock Long, administrador de la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias por sus siglas en español).

El miedo es evidente, pero a pesar de que el alcalde de Miami, Tomás Regalado, declaró toque de queda en la ciudad a partir de las 19:00 horas, la música sigue escuchándose en algunos rincones del barrio de Kendall, Miami.

«Ya se sabe cómo somos los latinos, nuestra onda no se va ni aunque se acerque el huracán más duro de todos los tiempos», comentó a El País Indra Cantillo, cubana de 33 años que mientras martillea y protege su hogar, escucha un poderoso reguetón que se aprecia a varios metros del lugar.

Indra vive con otras cuatro personas pero, una vez aseguradas todas las ventanas, asegura que tomarán sus cosas y se irán a casa de unos amigos al norte.

«Nos llevamos con nosotros una bolsa de basura enorme llena de sardinas, galletas y papas fritas porque es lo único que nos habían dejado todos los que pasaron antes a vaciar el supermercado», dijo Indra a El País.

No sólo es Irma, ya viene José

La llegada de Irma a los Estados Unidos se produce a sólo dos semanas de que el huracán Harvey provocara la muerte de unas 60 personas y daños por hasta 180 mil millones de dólares en Texas y Louisiana.

Pese a que Irma ya devastó gran parte de las islas del noreste del Caribe como Barbuda, San Martín y las Islas Vírgenes, ahora, los residentes de esas zonas tendrán que volver a enfrentar una amenaza mayor: el huracán José. Pese a que este nuevo fenómeno natural se ha debilitado, sigue siendo un huracán categoría 4.

La preocupación es máxima, la escasez de combustibles y alimentos dejada por Irma se agravará con la llegada de este nuevo ciclón.