Con thinner y raticida, mujer envenena a su hijo porque “sentía celos” de su abuela

A Daniel llevaban días buscándolo. Luisa, su abuela materna y Daniela N, su madre, hacían de todo por encontrarlo. Su desaparición provocó un revuelo en San Pedro Quiatoni, Tlacolula, en el estado de Oaxaca. Los vecinos ayudaban en su búsqueda pero esta fue en vano.

Cuando las autoridades de la comunidad interrogaron a Daniela, el caso tomó un giro por demás inesperado. La madre del pequeño no pudo ocultar más los hechos y fríamente relató a los impávidos elementos de seguridad cómo fue que paso a paso asesinó a su propio hijo.

¿La razón? Daniel quería más a su abuela. Luisa le daba el cariño que no encontraba en su madre y ella, sin más, le arrancó la vida envenenándolo, estrangulándolo y arrojándolo a un monte. Ahí, Daniela pensó que quedaría sepultado el cuerpo de su hijo con todo y sus celos enfermizos, mismos que, argumenta, la obligaron a matar al pequeño Daniel.

La vida de Daniel nunca tuvo un buen rumbo: sus vecinos declararon que su destino estaba encaminado hacia el sufrimiento, pero nunca pensaron que fuera su madre la que le diera un trágico final. Entre maltratos e insultos, el pequeño vivía en Tlacolula, en donde Daniela, declarada por ella misma como madre soltera, le repetía hasta el cansancio lo mucho que le molestaba la buena relación que llevaba con su abuela.

«Sentía celos», declaró Daniela a las autoridades. «Daniel me decía siempre que su verdadera mamá era Luisa». Harta del sentimiento de su hijo hacia su abuela, tomó una jeringa, la llenó de thinner e inyectó con ella a Daniel en uno de sus glúteos. Según narra la propia Daniela, al ver que su hijo sólo se retorcía del dolor, hizo una mezcla de gasolina con raticida, tomó una jeringa y lo volvió a inyectar, ahora en uno de sus brazos.

Daniel comenzó a gritar por los efectos dolorosos que le produjeron las sustancias y, en el suelo, llorando, vio a su madre acercarse a él para tomarlo del cuello y estrangularlo desesperada, encajándole las uñas en esa parte del cuerpo. Luego de asesinarlo, Daniela tomó al pequeño y lo colocó en una bolsa negra para basura, metió al cuerpo en su auto y condujo hasta un paraje ubicado entre El Punto Ixtepeji y La Cumbre, en Ixtlán de Juárez.

Las autoridades hicieron el levantamiento del cuerpo luego de las declaraciones de Daniela, quien sin reparo, confesó su crimen. Los agentes ministeriales aseguraron que a principios de marzo, Daniel viajó junto con su abuela a la Ciudad de México, pero días después, cegada por los celos, Daniela vino por el niño a la capital.

Tras confesar su crimen, Daniela N fue sentenciada a cuarenta años de prisión y además, la condenaron a pagar 78 mil 210 pesos por reparación del daño, aunque ni los años de encarcelamiento, ni la multa, devolverán a Luisa la oportunidad de jugar de nueva cuenta con el pequeño Daniel.