Sexto Piso; El limbo cubano

La historia de Cuba es la de sus personajes, dice a Excélsior el narrador y periodista Carlos Manuel Álvarez (Matanzas, 1989), autor del libro La tribu. Retratos de Cuba, que incluye un conjunto de crónicas que asumen una misión suicida: trazar un recorrido íntimo dentro de Cuba, entre 2014 y 2016, luego de que Barack Obama retirara el bloqueo a la isla y comenzara el restablecimiento de las relaciones bilaterales con Estados Unidos.

Estas crónicas, explica su autor, no sólo demuestran que “la política es una pezuña negra que siempre aparece en la historia de los personajes”, sino que reúnen otra mirada sobre Cuba, donde lo mismo aparece el compositor y bajista Juan Formell, creador de la famosa orquesta Los Van Van, que el beisbolista José Ariel Contreras, el primer pelotero que dejó Cuba para jugar con los Yankees de Nueva York y más tarde se convertirá en el primer desertor que pudo retornar a Cuba.

También aparece un grupo de profesionales de la salud que formaron parte de la brigada médica cubana que viajaron a África para ser utilizados por el sistema político de Fidel Castro con el fin de legitimar su discurso político; o el relato de Charles Hill, el hombre que se vio involucrado en la muerte de Robert Rosenbloom, teniente de la policía de Albuquerque.

Todos estos personajes forman parte del relato “de un país que da tumbos y se desgaja, que permanece en el limbo e improvisa”, apunta Carlos Manuel Álvarez.

Lo que hoy veo en Cuba es un país sin método que va dando bandazos en un país que padece y se desgaja; es una realidad donde no veo un modelo de país ni una ruta definida o un proyecto determinado, porque en realidad estamos abocados completamente a la improvisación y al capricho de alguien”.

¿Quién es ese “alguien”?, se le inquiere al autor. “Ya no sabemos quién es ese alguien. Porque Raúl Castro tiene 86 años y en 2018 dejará de ser presidente del Consejo de Estado de Ministros, que se mantendrá al frente del Partido Comunista hasta 2021, como guía de la política cubana. En realidad, nosotros no sabemos hacia dónde vamos. Me parece que el futuro de Cuba dependerá del egoísmo y de las pugnas de los sucesores del castrismo. Aun así el panorama hoy no es claro y en lo personal no encuentro ningún signo alentador”.

¿No es un libro que se desactualiza en el momento en que Donald Trump revierte las medidas de Obama?, se le cuestiona. “El libro abre con el 17 de diciembre de 2014, el momento en que se reinician las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana después de 50 años, cuando cae el último bastión de la Guerra Fría. Pero el libro también habla de un país independientemente que está sucediendo por debajo de todo eso, con sus traumas, sus conflictos y su historia”.

Y añade: “Por otra parte, quiero decir que Trump no ha revertido nada. Lo que hizo hace unos días fue anunciar, por el momento, dos medidas muy menores en comparación del gran cambio que ha supuesto la reapertura de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y La Habana impulsado por la administración Obama”.

¿Qué medidas continúan? “Las embajadas permanecen, Cuba está fuera de la lista de patrocinadores del terrorismo, los vuelos y los cruceros regulares se mantienen, los cubanos pueden seguir enviando remesas a Cuba y pueden viajar sin problemas; lo único que Trump tocó es la posibilidad de que empresas estadunidenses hagan negocio con empresas cubanas, y que ciudadanos estadunidenses viajen a Cuba. Los cambios son menores y no creo que haya una intención real, más allá del discurso retórico de Trump, de revertir completamente las medidas de Obama”.