Paola Pliego deja en el olvido el duro 2016; vuelve su brillo

A Paola Pliego le robaron una sonrisa digna de la niña más afortunada del mundo. A unos días de los Juegos Olímpicos una suspensión por dopaje la dejó fuera de Río 2016.
La queretana siguió un proceso legal de defensa del que resultó que no había consumido una sustancia prohibida y fue reinstalada para competir, pero con la tristeza de no haberlo hecho en las magnas justas de verano.
Con más preguntas que respuestas Pliego ha vuelto a las competencias, y hace unos días se convirtió en campeona panamericana. Lo hizo saltando al escenario con la solidez de seis años entrenando fuera del país, y más madura por los tropiezos en su camino.
Ahora lo disfruto más, porque hubo un momento, hace seis meses, que no sabía si podría volver a hacer esgrima, si me iban a castigar dos o cuatro años, fue horrible”, dice Pliego, 25 del ranking de sable.
Paola entrena a doble sesión diaria en Italia, se transporta en Metro y tiene la ventaja de hacer combates con rivales de alto nivel de manera constante. Vivir lejos de casa le ha permitido madurar en un deporte que considera es más mental que físico.
Esa madurez le permite hacer frente al fantasma del dopaje. “Aunque digas que lo vas a dejar atrás siempre te va a seguir, pero creo que decirte a ti misma que lo estas intentando ya vas ganando”. La destacada esgrimista ha competido desde aquel dopaje en nueve eventos internacionales, cinco Copas del Mundo, un Panamericano y dos Grandes Premios. La confianza, ritmo y tensión, ahora son diferentes.
Te vuelves paranoica”, admite. “Además de que fue en mi propio país (el laboratorio de Conade denunció el positivo que no fue encontrado en Alemania), la verdad es que vivía en las nubes y me consideraba la niña con más suerte que podía hacer lo que amaba, entrenaba, estaba joven, iba a ir a las Olimpiadas, vivía en el arcoiris feliz; nunca imaginé lo que me pasaría.
Fue el golpe más grande que he vivido. Si me preguntabas hace seis años, yo te decía que no había forma de que pasará Río 2016 sin que yo estuviera ahí, es como cuando preparas toda tu vida para algo y te lo arrancan”, dice con seriedad.
“Lo más difícil es decir tengo que seguir adelante.
Lo complicado es cómo pasó y cómo se desarrolló todo este lamentable tema”.
Sabe que su vida competitiva ahora será paso a paso, al corto en lugar de a largo plazo.
“Para Tokio 2020 es más difícil, porque sé que cualquier cosa puede pasar, ahora cada competencia la voy a disfrutar más, para Río 2016, siento que todo era un paquete, no la disfruté ni cada competencia ni cada punto, para mí era lo que tenía que hacer.
Ahora sentiré más lento el camino y voy a disfrutar cada paso”.