En México cualquier pretexto es bueno para realizar una fiesta, pero cuando se trata de celebraciones con connotaciones religiosas, esta se hace más grande y duradera.
Los Parachicos de Chiapa de Corzo es uno de los eventos principales de esta enorme fiesta que se lleva a cabo en Chiapas, donde las celebraciones son el honor de San Sebastián, San Antonio Abad y El Señor de Esquipulas, por lo que la música, el baile y la comida son al por mayor.
Esta celebración que se destaca por sus tintes religiosos, también tiene elementos tradiciones y populares, lo que la hace aún más especial. Cada año, del 8 al 23 de enero, esta antigua fiesta recuerda la fusión entre los indígenas chiapanecos y la conquista española.
La danza de los Parachicos es la celebración culmen de la Fiesta Grande. Ataviados con una máscaras de madera, un zarape, cintas de colores y una sonaja, los bailarines recorren Chiapa de Corzo acompañados de imágenes religiosas, mientras visitan lugares de culto -como iglesias-, y al caer la noche estos son castigados por el patrón, para representar el pecado y la desobediencia.
Las máscaras de los Parachicos tienen facciones europeas, para recordar a los españoles cuando llegaron a dominar esta región de la República Mexicana.
La tradición oral narra que esta Fiesta Grande comenzó en el siglo XVIII, cuando María de Angulo dio una gran fiesta para el pueblo, después que los curanderos lograran aliviar a su hijo de una extraña enfermedad.
Además de estos bailes, el poblado brinda a los visitantes algunas de las comidas más tradicionales de la región: la pepita con Tasajo, el puerco con arroz y el cochito.
La pepita con tazajo es conocida como ‘la comida grande’, está compuesta de tiras de carne seca con una salsa de pepitas de calabaza; mientras que el cochito es carne de cerdo horneada en un caldo de recado (chile ancho) acompañado con lechuga y cebolla.
Por si fuera poco, los Parachicos fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009.
Visitar Chiapas durante la Fiesta Grande es una experiencia única, no solo las calles se llenan de color y podemos presenciar un baile tan tradicional como los Parachicos, también se puede disfrutar de la comida chiapaneca que fusiona lo prehispánico con lo europeo, y del poblado de Chiapa de Corzo, que en cada calle nos recuerda lo increíble que es nuestro país