Después de que autoridades federales y estatales realizaron el traslado de 38 internos «de alta peligrosidad» del penal del Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León, hacia cinco reclusorios de otros estados del país, se registraron disturbios por parte de los internos, al parecer molestos contra otros reclusos.
Alrededor de las 13:30 horas, se observó en el interior del penal columnas de humo negro, mientras grupos de internos subieron a las azoteas de los edificios del penal para protestar contra los probables líderes de la delincuencia organizada. Los presos mostraban dos mantas blancas con letras en color rojo donde expusieron “No queremos al Kakino”, en aparente alusión a un presunto líder Zeta detenido en diciembre de 2011, y quien era señalado como jefe del grupo delictivo que operaba en el metropolitano municipio de San Nicolás de los Garza. Igualmente gritaban consignas en contra de un supuesto «Comandante Jiménez». Vecinos del sector y familiares de internos que se mantienen a la expectativa en el exterior del penal, aseguraron que para sofocar la protesta, las autoridades del penal utilizaron gases lacrimógenos.