BRUSELAS.-La OTAN izó hoy en sus principales sedes la bandera de Montenegro, nuevo país miembro de la organización, con la presencia del presidente montenegrino, Filip Vujanovic, en el cuartel general de Bruselas.
Montenegro es miembro pleno de la Alianza Atlántica desde el pasado lunes, cuando se convirtió en el vigésimo noveno país aliado.
Su ingreso representa la primera ampliación de la OTAN desde 2009, cuando entraron dos de sus vecinos: Croacia y Albania.
La bandera montenegrina se izó de forma simultánea en las dependencias del antiguo y el nuevo cuartel general de la Alianza en Bruselas, pero también en la sede del Mando Aliado de Transformación (ATC), situada en Norfolk (Virginia, Estados Unidos), y en la del Cuartel General Militar Aliado (SHAPE), en Mons (sur de Bélgica).
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, indicó en unas declaraciones a la prensa antes de la ceremonia que el país balcánico entra en la Alianza «en pie de igualdad».
Desde la fundación de la OTAN, siempre hemos mantenido nuestra puerta abierta a aquellos que comparten nuestros valores y que pueden contribuir a nuestra seguridad», indicó Stoltenberg.
En su opinión, el acceso de Montenegro «envía un mensaje a otros países que buscan convertirse en miembros».
Si un país va por el camino de las reformas, abraza la democracia y el Estado de derecho y demuestra voluntad y capacidad de contribuir a nuestra defensa colectiva, compartiendo las responsabilidad así como las recompensas, entonces pude unirse a la Alianza», enfatizó el político noruego.
Desde su punto de vista, la entrada de Montenegro es buena para la OTAN, para la estabilidad de los Balcanes occidentales y para la paz y la seguridad internacionales.
El Parlamento de Montenegro aprobó el pasado 28 de abril la adhesión del país como el socio 29 de la OTAN, en medio de cierto rechazo popular y del de buena parte de la oposición, que exige un referéndum popular para ratificar ese paso.
Su entrada en la OTAN se produce en medio de las tensas relaciones entre Occidente y Rusia, que ha criticado la expansión de la Alianza hacia el sureste de Europa y ha lamentado la decisión de Montenegro, un aliado tradicional de Moscú.
Montenegro, que tiene una población de unos 625 mil habitantes, controla el último tramo del mar Adriático que aún no formaba parte de la Alianza Atlántica.