Frutas afrodisíacas

Desde que Eva cayó en la tentación de morder la manzana prohibida, las frutas comenzaron a adquirir connotaciones sexuales y se convirtieron en instrumentos de invitación al amor.

A lo largo de la historia aparecen referencias sobre las cualidades afrodisíacas o el uso como símbolo erótico de estos manjares de la salud. Aunque no existen evidencias científicas concluyentes que secunden sus propiedades afrodísiacas, diversas culturas consideran que ciertas frutas contribuyen a estimular o intensificar el apetito sexual. En otras palabras, inducen a la lujuria carnal, elevan la libido y encienden la llama del amor.

Las frutas son beneficiosas para la salud y el bienestar general, pero también pueden estimular los sentidos, excitar la imaginación y mejorar esos pasionales encuentros bajo las sábanas. Entre esas delicias dulces que invitan a la intimidad, avivan el deseo sexual y nos hacen ser un poco más apasionados, si cabe, están los higos, los lichis y los plátanos.

El plátano es un símbolo fálico y hasta el mero acto de comerlo resulta sensual. No obstante, se considera un potente afrodisíaco por su elevada concentración en vitaminas del grupo B que contribuyen a un buen rendimiento sexual. Los higos, por su parte, evocan plenamente el órgano sexual femenino y están cargados de flavonoides y polifenoles con acción antioxidante que producen sensación de bienestar y euforia, ayudándonos a mantener la chispa activa y a prolongar el coito. Los lichis despiertan la pasión por su forma, textura y sutil dulzor. Aunque no tienen un compuesto definitivo que les otorgue el carácter afrodísiaco del que gozan en la cultura china, son ricos en potasio, cobre y vitamina C, micronutrientes claves para tener una vida sexual plena.

También a otras frutas como las fresas, los cocos, las ciruelas, los mangos, los melocotones y las siempre sanísimas manzanas se les atribuyen propiedades afrodisíacas.

Asimismo, está comprobado que la uva, transformada en vino, favorece el estado de ánimo idóneo para quemar energía a través de besos y caricias. El tentador y exótico kiwi no solo alimenta la vista y exalta el sentido del gusto, parece que además nos predispone al amor.