Francia y México, distancias y similitudes

Se ha dicho hasta la saciedad: en cualquier parte del mundo los políticos son iguales. Es una verdad de Perogrullo como también lo es: todos los ciudadanos de todas partes del mundo y todos los hombres y mujeres del planeta son iguales. Todos buscan lo mismo, todos quieren lo mismo.
Por eso las campañas políticas son idénticas, al menos en los siempre promisorios paisajes de la promesa. Más del bienestar, menos de la pobreza; más de la oportunidad, menos de la desigualdad, etc.
Pero en este sentido vale la pena revisar, bajo la luz de un ejemplo —si bien distante por lo distinto de cada país, útil para descifrar en el programa de gobierno de Macron, delineado hace apenas unos días y sujeto, obviamente, a las modificaciones de la vida real—, la única insobornable en nuestro mundo, la realidad.
Éstos son los lineamientos generales publicados hace apenas tres días por Le Monde:
“El control del gasto público está en el corazón de la promesa de Emmanuel Macron.
“Su programa fijo pretende alcanzar los 60 mil millones de euros en ahorros de presupuesto para el año 2022. De esta manera, el próximo jefe de Estado tiene previsto ahorrar (con proyecciones optimistas) 25 mil millones de euros en el presupuesto del Estado, incluidas las medidas para “modernizar” el servicio público y la eliminación de 120 mil puestos de funcionarios en cinco años (50 mil en la función pública del Estado y 70 mil en la función pública territorial).
Macron promete ahorrar 10 mil millones de euros durante el funcionamiento de la interfaz de usuario; 15 mil millones sobre el funcionamiento del seguro de salud y 10 mil millones en el gasto del gobierno local.
“La otra cara del programa económico de Emmanuel Macron tiene un plan de inversión de 50 mil millones de euros, que consta de:
15 mil millones para la formación;
15 mil millones para la transición del medio ambiente y la energía;
5 mil millones para la salud;
5 mil millones para la agricultura;
5 mil millones para la modernización de la administración pública;
5 mil millones para el transporte y los servicios locales.
“Sus medidas para elevar al poder de compra:
“El ganador de la elección presidencial ha hecho dos promesas clave para el poder adquisitivo:
“La reducción de las cargas sociales de los empleados e independientes, que será financiada por un aumento en la contribución social generalizada (CSG). La ganancia neta se estima en 500 euros al año por un sueldo de 2 mil 200 euros netos al mes y 100 euros netos más por los “trabajadores con salario mínimo que se benefician del negocio de alta calidad. Exención del 80% de los hogares de los impuestos municipales.
“Por último, quiere abrir el derecho a un seguro de desempleo a los empleados que dejen de fumar, un derecho que se utilizaría una vez cada cinco años.
“A cambio, ‘la falta de esfuerzos de investigación de empleo o denegación de las ofertas razonables dará lugar a la suspensión de beneficios’.
Renovación de la vida política
Otro tema importante de su campaña, la promesa de una gran moralización de la ley de la vida pública.
“Un paquete que incluye la prohibición de varios cargos directivos en el tiempo (tres a la vez), impide a los funcionarios ejercer actividades de asesoramiento junto con su mandato, la prohibición para los funcionarios electos y ministros de contratar a un miembro de su familia, y la prohibición de presentar a las elecciones personas con antecedentes penales. “Emmanuel Macron también quiere reducir en un tercio el número de diputados y senadores, y propone varias medidas para cambiar las instituciones:
“La presentación por parte del Presidente de la República, su balance anual ante el Congreso;
“El uso por defecto del procedimiento de urgencia para la revisión de las leyes;
“Aumentar el número de meses que el Parlamento legisla”.
Como se ve muchas de estas promesas pueden funcionar lo mismo en Toluca o en Marsella, especialmente las relacionadas con el mejoramiento y la moralización de la vida pública, los mayores controles, las prohibiciones de nepotismo y tráfico de influencia y todo cuanto sabemos muy bien aquí y allá.
Si los problemas son los mismos si las soluciones se parecen, ¿por qué en tantos años nadie ha logrado poner en práctica esas cosas finalmente tan sencillas?
Misterio. Quizá sea por la corrupción, otra ley tan poderosa como la gravedad.