La toronja es, junto con la naranja y el limón, uno de los cítricos más conocidos y populares que existen.
Aunque muchos suelen confundirla con el pomelo, lo cierto es que nos encontramos en realidad ante una fruta que es el resultado de la mezcla entre la naranja y el pomelo.
Tiene su origen en las Indias Occidentales, donde tanto su cultivo como evidentemente su consumo era muy común.
En concreto, encontramos su nacimiento en la isla de Barbados, en donde se han encontrado menciones que apenas datan de hace 300 años, por lo que sin duda alguna nos encontramos ante un alimento en cierto sentido novedoso aunque hayan trascurrido ya 3 siglos desde su origen.
Los árboles de la toronja pueden llegar a medir más de 9 metros de altura.
Producen hojas de un característico color verde oscuro, en las que también podemos encontrar otras igualmente características flores de color blanco, con cortezas de color amarillo.
En relación a la pulpa de la fruta, como ocurre con el pomelo, tiende a formarse en gajos de color rojo o rosa, de manera que cuando es exprimida y se obtiene en forma de jugo su color recuerda mucho al pomelo.
Como ocurre con prácticamente todos los cítricos, entre los que podemos mencionar al limón, el pomelo o la naranja, la toronja destaca por su altísimo contenido en vitamina C, un nutriente esencial que como de buen seguro sabrás es útil en los meses de otoño e invierno al ayudarnos a combatir los síntomas de la gripe y reforzar nuestras defensas, reduce los procesos inflamatorios, previene enfermedades del corazón y el cáncer.
De hecho, 100 gramos de toronja aportan 31,2 mg. de vitamina C. Se trata de una cantidad algo menor que por ejemplo la que aporta el limón, que en concreto es de 53 mg. de vitamina C por cada 100 gramos. No obstante, la toronja es, como vemos, una excelente fuente de vitamina C.
Además de las cualidades que parece presentar la vitamina C en la prevención del cáncer, se ha constatado que la toronja aporta naringenina.
Consiste en un agente natural que ayuda a reparar la estructura del ADN, lo que ayudaría a reducir la mutación en las células y por tanto sería interesante en la prevención del cáncer.
En este sentido, algunos estudios científicos han constatado que este compuesto presente en la toronja fue muy útil en la reparación de células cancerígenas presentes en la próstata.
Si tienes el colesterol alto o los triglicéridos altos, no hay duda que la toronja se convierte en una fruta muy interesante a la hora de reducir los niveles altos de colesterol y de triglicéridos en la sangre. Por ello es un alimento ideal para proteger y cuidar el corazón.
Algunos estudios científicos han constatado que comer una toronja al día ayuda a reducir en un 15% los niveles altos de colesterol malo en la sangre y en un 27% el nivel de triglicéridos.
Como ocurre con el pomelo, la toronja es una fruta muy interesante a la hora de reducir el peso.
¿Por qué? Lo cierto es que este beneficio lo encontramos por la presencia de grandes cantidades de potasio y de determinadas enzimas las cuales ayudan a quemar las grasas de forma totalmente natural.
Por otro lado, la toronja es muy rica en agua, de manera que ayuda a mejorar el metabolismo y, por tanto, es útil en la reducción del peso.
Además, es una fruta baja en calorías, de manera que 100 gramos de toronja aportan solo 42 calorías.
Cabe mencionar que cuando esta fruta es aplicada sobre la piel ayuda a eliminar las manchas de la piel causadas por la producción excesiva de pigmentos.
Para disfrutar de esta cualidad solo debes cortar una toronja por la mitad, espolvorear un poco de azúcar encima de ella (para beneficiarte a su vez de sus beneficios exfoliantes), y aplicar sobre la piel con suaves masajes. Luego enjuaga la piel y límpiate.
Se trata de un remedio natural muy interesante, pero que sólo debes hacer por la noche, ya que por el día podría manchar tu piel.