Es una respuesta a los «mercados» surgidos recientemente en varios puntos de la ciudad, pero a diferencia de aquellos, en éste que está en pleno corazón del Centro Histórico no se debe dejar media quincena en una tarde o noche.
En un sexto piso de un edificio ubicado entre Venustiano Carranza y Uruguay, a dos cuadras del Zócalo, se encuentran habilitados doce restaurantes y dos bares que retan en su oferta gastronómica a sus primos de las colonias Roma, Juárez, San Ángel o el mismo Centro Histórico.
Farid López es el encargado de relaciones públicas del nuevo establecimiento al que se llega por un atestado callejón lleno de mercancías, de clientes y proveedores a lo largo del día, y por las noches toma un aire más peliculesco, semidesierto, sombrío, que anima a la aventura.
Su gran ventaja es lo que Farid llama el comercio justo.
Aquí le apostamos a que una gran calidad no requiere un sobreprecio, sabemos que en la zona en que estamos mucha gente no puede pagarlo y por ello somos incluyentes.
En cualquier cocina puedes comer desde 59 pesos, puedes escoger un par de tacos y un agua, comes delicioso, con ingredientes de primera y a precio razonable o puedes irte a una opción más gourmet”, explicó Farid entrevistado mientras el elevador lleva al sexto piso viaje tras viaje a comensales y parroquianos.
El Tabaqueros no cuenta con establecimientos de cadena, les apuesta a nuevos emprendimientos que van desde modestas rosticerías con salsas de ingredientes secretos, o cocteles con frutos de temporada o las ya famosas tapas con una copa de vino de cortesía que no cuestan un ojo de la cara.
Promovemos que sea un comercio justo. No son cadenas, son puros emprendimientos. Tenemos varios que son grandes chefs y que creen en un proyecto emprendedor.
Hay inversiones altas y otras son muy modestas, pero se pelean a la gente de tú a tú. Les digo en broma, que ‘parece un mercado’”, relata Farid.
Otra ventaja del Tabaqueros es que está inmerso en el corazón del Centro, en una de sus calles más populosas, con el Metro y Metrobús a una cuadra, y con la burocracia de la zona y los nuevos vecinos del Centro como su nicho de mercado.
Lo que no tienen los demás mercados es la espectacular vista del Centro que bien vale pagar una cerveza artesanal, un pan de masa madre bien consentida, o una paleta de mojito.