Canadá, un refugio para perros rescatados en otros países

Además de ser socios comerciales Canadá y México también están unidos por una red de voluntarios que rescatan perros de las calles y les encuentran un hogar en esta país norteamericano.

Todo está debidamente estructurado para rescatar a los perros, vacunarlos y prepararlos para su viaje a Canadá donde serán adoptados y tendrán una vida mejor. Serán miembros de una familia.

«Chiquilín» era uno de los miles de perros callejeros que deambulaban en las calles de México. Según cuentan los vecinos de Ecatepec, alguien le dio un hachazo en la cola y una pata trasera. Doña Rosa y su hija en silla de ruedas, Martha, lo rescataron, le curaron la gangrena y lo pusieron en manos de las asociaciones de rescate.

El perro fue adoptado por una joven canadiense, vive en Toronto y responde al nombre de «Bernie».

«La gente buena tiene que balancear lo que hace la gente mala», dijo la mexicana Nora Vega, quien voluntariamente ayuda a traer a estos perros para ser adoptados en Canadá.

Desde hace nueve años rescata perros en México y al llegar a Canadá hace dos años decidió continuar esta labor altruista.

Explicó que desde Canadá apoya a Gabiria Abdalá, de la asociación mexicana «Backstreet Dogs», con sede en Puebla, que rescata perros y se contacta con asociaciones internacionales para poderles encontrar un hogar donde los quieran. Ha mandado perros a Vancouver, Calgary, Edmonton y Toronto.

En Canadá existen varias asociaciones como Safe our Scruff, Canine Heaven, SPCA, K9 CRUSADERS, que reciben perros de México, Turquía, Líbano y otros países. Todo esto funciona a través de un gran número de voluntarios en las diferentes etapas de este proceso: rescatar, preparar, encontrar quién lo transporte y recibirlo en el aeropuerto.

«Mi interés es ayudar a perros en situación de calle o maltrato, de cualquier tamaño o raza, que en México difícilmente son adoptados pero que en Canadá los colocan casi de inmediato en hogares donde los cuidarán», agregó Nora, quien ayudó en el cobijo temporal de «Bernie».

Al pisar con sus tres patas suelo canadiense, «Bernie» estuvo en una casa temporal mientras era adoptado. Dos semanas después fue adoptado por la joven Andrea, quien le cambió la vida pues lo lleva de campamento a los cristalinos lagos canadienses.

«A todos los perros siempre se les cambia el nombre, porque es una manera de darles un nuevo comienzo. Antes de viajar se les aplica un protocolo estricto de salud, una evaluación etológica para asegurarse que no sean agresivos, además de sus formas migratorias», explicó Nora.

La voluntaria resumió que «somos el último eslabón que hace falta para cambiarles la vida». Recordó que en los dos años que lleva ella en Canadá «Backstreet Dogs» ha colocado como a 70 perros. Algunos se han ido a Manitoba, otros a Columbia Británica. «Todavía son más los canadienses que los traen que mexicanos», dijo.

A «Bernie» lo trajo una maestra de la Universidad de Toronto, cuya hija organizó una colecta para proveer fondos para comida, correas, pañales y jaulas.

En tanto, Norma Méndez, originaria del estado mexicano de San Luis Potosí, dijo que al enterarse de que traían a perros callejeros de varios países del mundo preguntó a una de estas organizaciones sobre el caso de México.

Recientemente acaba de llegar de México con dos perros cruzados de labrador y husky («Honey» y «Roger», a quien le falta un ojo). Todo coordinado por la asociación K9 CRUSADERS.

«Las organizaciones hacen todo y están bien organizadas, sólo me pidieron el número de vuelo. Ellos los prepararon para viajar y los registraron a mi nombre. Me los entregaron al momento de documentarme al pasar por migración y aduanas presenté los papeles que me dieron. En el aeropuerto de Toronto algún voluntario los recogió», explicó Méndez.

Algunos voluntarios pagan el boleto, otros los llevan al veterinario, otros consiguen las cajas de viaje y otros los traen y los colocan en hogares.

Unos perros cuando llegan a Canadá ya tienen lugar y otros deben estar en casas temporalmente mientras los promueven en un sitio web.

«Yo quería ayudar desde hace mucho pero no había tenido la oportunidad de hacer algo específico, cuando me contactaron yo iba a México. Es maravilloso poder ayudar, cada que vaya a México me llevaré jaulas y seguiré trayendo perros. Prefiero traer un perro que una maleta», añadió Norma.

A estos transportadores voluntarios les llaman «Foster flight parent» (papá de vuelo) y lo único que hacen es permitir que viajen con ellos los perros que serán adoptados. Los voluntarios no tienen que pagar nada por el transporte, eso lo arregla la asociación.

Las entrevistadas coincidieron en que se requieren más voluntarios para poder traer más perros y darles una mejor vida. «Si alguien no puede traer perros, quizá pueda ayudar llevando las cajas a México junto con su equipaje, y esto no le costará nada», precisaron.

«Si yo he podido tener una mejor vida en Canadá ¿por qué los perros no?», apuntó Norma Méndez.

Por su parte, Nora Vega dijo sentirse «muy contenta de poder seguir teniendo un vínculo con México, porque esto cambia mentalidades tanto aquí como allá».

Manifestó su deseo que cada vez más gente deje de comprar perros y adopte estos animales, los esterilicen y en cada viaje se traigan a uno o más perros.

Resumieron que esta es una manera de conexión entre canadienses y mexicanos: «nos acercamos en torno a los perros, trabajamos en conjunto y nos acercamos como sociedad».