“No hallarán ni una ceniza”, amaga Cártel Jalisco

Los sicarios encargados de desaparecer a los laguenses no viven con perfil bajo. No caminan con sigilo. Transitan sonrientes porque se saben impunes.

Se acercan a las familias de las víctimas para advertirles que no interpongan ningún reporte ante la autoridad. Algunas veces les permiten despedirse, pero cruzarse por las calles con ellos los días siguientes es un purgatorio en vida. “No vas a encontrar ni una ceniza. Lo quemamos en ácido”, es la sentencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a las familias consultadas. Por eso, aquí en Lagos de Moreno sobrellevan este problema en silencio, pues saben que detrás de esta cadena de desapariciones y fosas clandestinas está la organización en presunto contubernio con las autoridades. Son los responsables del día de luto de julio de 2013 que cada año el pueblo recuerda con una procesión y una misa en memoria de las numerosas víctimas.

Por donde se pose la mirada hay papeletas o pancartas con personas ausentes de todas las edades. Están pegadas en los pilares de la central camionera, en los parques o en cualquier lado. Este pueblo mágico es como las aguas mansas: en la superficie todo fluye tranquilo, pero en sus profundidades se padece un caos, particularmente cuando se “calienta” la plaza. Después de aquel hecho donde desaparecieron a seis jóvenes y un adulto, cuyos restos fueron hallados en un predio, los habitantes hicieron su primera manifestación pública hace tres años; pero luego vinieron meses de voces acalladas que dibujan el miedo en sus ojos. Apenas en noviembre del año pasado salieron en una protesta que no había sucedido antes. Fue inédita. “Tenía muchos años que no salíamos así”, dice Catalina Mireles, de 55 años, quien busca a su hija desde hace casi dos años. Ese día las familias pegaron las fotos de sus hijos en el quiosco y colgaron cientos de listones con los nombres de sus consanguíneos escritos, simbolizando esperanza. Turistas y pobladores se acercaban a leer como si se tratara de un altar enorme. Lo señalaban con el dedo y Cuchicheaban entre ellos. El gobierno explica en su portal electrónico que este municipio tiene una “posición privilegiada por la ubicación estratégica”. Pero esa cualidad se volvió un martirio: desató las disputas territoriales entre Los Zetas y el CJNG, según el informe México: actualización de evaluación del tráfico de drogas mayor, áreas de las organizaciones de control dominante, elaborado por la DEA. León, Guanajuato, aparece en el estudio, el cual colinda con este lugar. Mientras tanto, en esta zona las autoridades gubernamentales sólo han realizado dos operativos de búsqueda de fosas clandestinas en los últimos cuatro años, de acuerdo con ocios obtenidos, al tiempo que este lugar pertenece a la región de los Altos Norte, donde se han concentrado 184 desapariciones de 2013 a 2016, la tercera más alta atendiendo a las 11 que componen territorialmente Jalisco. Mireles es una de las madres que encabeza la voz en la comunidad y enfatizó que están dispuestos a hacer lo que en Guerrero con los normalistas: remover la tierra de su estado para buscar a sus hijos. Sobre todo en esta entidad que ocupa el tercer lugar nacional, con casi 3 mil casos en los últimos nueve años, según el Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), en contraste con los reportes de desaparición que han aglomerado más de 19 mil en ese lapso, según información obtenida vía transparencia, como documentó EL UNIVERSAL el domingo 26 de febrero. “Me duele que nunca me vas a encontrar” Las campanas de la catedral repican más de 30 veces en la plaza pública mientras las risas de los niños corren como una melodía. La escena contrasta con las personas impresas en decenas de fotografías colgadas en la estructura circular del quiosco. Todas ellas están ausentes. Es doloroso que las autoridades almacenen así de fácil en un clip, una grapa o una carpeta. Enfrente hay una mesa con una lista abierta para que los laguenses se acerquen para anotar a sus familiares desaparecidos en caso de no querer hacer la denuncia formal. Uno por uno lo hace en el papel y luego en los listones verdes que danzan, se deshilachan, los toman con las manos para leer quiénes son. Son muchos jóvenes. También hay una pancarta negra que dice: “En Jalisco queremos respuestas, no oficinas donde no tenemos resultados”. Es inédita la presencia de los denunciantes porque hace años no se manifestaban. Eso sí, el narco está atento a sus movimientos. Pasa una troca negra con jóvenes con chamarra de cuero trepados en la cajuela. “Ahí van los patrones. De hecho ya mandaron uno”, relata Mireles, cuya hija desapareció el 28 de abril de 2015.