Estados Unidos advirtió que está dispuesto a emprender una nueva ofensiva en territorio sirio luego del ataque del viernes contra el régimen del presidente de Siria, Bachar Al Assad, cuyo Gobierno mantenía bombardeos sobre la ciudad de Douma contra supuestos rebeldes.
“Estamos preparados para hacer más, pero esperamos que no sea necesario”, aseguró la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, sobre una eventual secuela a la embestida con misiles sobre una base siria, movimiento que desencadenó un cruce de acusaciones entre Rusia y las potencias occidentales en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El ataque, la primera acción militar directa del Gobierno de Washington contra el de Damasco desde que empezó la guerra hace seis años, fue condenado por Rusia como un “acto ilegítimo de agresión”.
Haley defendió que el bombardeo estaba “totalmente justificado” como respuesta al uso de armas químicas el martes contra la localidad Jan Shijún, del que Estados Unidos responsabiliza al Ejército sirio. “Era el momento de decir basta. Pero no sólo decirlo. Era hora de actuar”.
La embajadora estadounidense reiteró que tal como había expresado en la sesión tras los ataques con armas químicas, su país estaba preparado para tomar “sus propias acciones” si no obtenía el respaldo del Consejo de Seguridad.
El Pentágono sospecha que Siria recibió ayuda con el supuesto ataque químico, aunque funcionarios estadounidenses no se atrevieron a acusar a Rusia de complicidad.
Haley confió en que lo sucedido en los últimos días permita avanzar a una “nueva fase” del proceso político en Siria, en la que el Gobierno y sus aliados se comprometan “seriamente” con las negociaciones.
Mientras en el Consejo de Seguridad se hablaba del ataque, en Douma 15 personas murieron tras un ataque aéreo del régimen sirio dirigido contra supuestas posiciones rebeldes que controlan esa ciudad próxima a la capital siria.