La espía de la Segunda Guerra Mundial que inventó la brujería

A mediados de los ochenta, el black metal nacía de la mano de bandas como Venom y Mercyful Fate. Su origen se centra en los grupos anticristianos que surgieron en toda Europa. Primero, nacieron con la intención de recordar sus raíces vikingas. Más tarde, la lírica se centró en cantar en contra de Dios y todo lo que tuviera que ver con el cristianismo, pero al final se transformó en lo que conocemos actualmente como: cantos dedicados a Satanás.

Sin embargo, además de las alabanzas a Lucifer, han dedicado algunas canciones a otras criaturas míticas, extremadamente peligrosas, grotescas y terroríficas que cohabitan con él: gárgolas, dragones y brujas. Éstas últimas fueron inmortalizadas por Venom, en donde piden que no las quemen porque a pesar de haber hecho tanto daño, eran más sinceras que todos sus detractores.

Sin pretensiones ni ambiciones extrañas, así eran la brujas. Así era Doreen Valiente, la bruja más importante y controversial del siglo XX.

Valiente, cuyo nombre real era Doreen Dominy, nació en 1922 en Londres. Entre la niebla fría y el misticismo del que siempre se sintió rodeada, a los 9 años descubrió “el mundo de las fuerzas que se oculta tras el mundo de las formas”. Lo que, de pequeña, significó perderse de un sin fin de aventuras, recopilando sus propias actividades para alimentar su anécdota que desembocó en un rumor muy cercano a  la realidad: Valiente fue una espía británica durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1952 ya llevaba dos matrimonios y comenzaba a relacionarse con Gerald Garner, un brujo de gran renombre al que ayudó a crear un manual de brujería negra, una serie de cánticos y una liturgia para la práctica.

Valiente hacía aquelarres, rezaba a Satanás y bailaba en las sombras; pero siempre alerta de cualquier cosa mínima que los rodeara. Al practicar ritos paganos, eran seguidos por cuanta clase de policía y secta religiosa existente. Sin embargo, ni a Valiente ni a Gardner les importaba. Pronto, se convirtió en Suma Sacerdotisa. Una vez siendo máxima autoridad, realizó un ritual improvisado en el que usó las letras de un villancico. Siempre cumplió en todo lo que Gardner le pedía, salvo en una cosa: él pretendía que al finalizar el día, durmieran juntos. Para la bruja era muy incómodo y nunca ocurrió.

Valiente publicó cinco libros de no-ficción en los que hablaba plenamente de la brujería y daba sus conocimientos en Wicca combinando el esoterismo y la tradición oral, creando un significado más amplio de la brujería.

Su reputación como mujer mística, llena de conocimiento y un gran poder en sus manos, se extendió más allá de la comunidad Wicca y llegó al resto del mundo. Se codeaba con Marc Bolan y se cuenta que alguna vez recibió una invitación para acudir a un jet privado a conocer a la Reina Madre. Sus raíces se extendieron más profundamente de lo que jamás habría esperado.Aunque no siempre fue la bruja ideal en la que todos podemos confiar. Como cualquier mujer que lucha por los derechos femeninos, estaba en favor del aborto y de la liberación sexual. Siempre habló en contra del racismo y la homofobia, antes de que fueran temas comunes y estuvieran en boca de todos. Por consiguiente, el fascismo era un tema que le desordenaba las ideas. Hablar de él era como hablarle de Dios. A pesar de todo, tiempo después, Doreen Valiente se enlistó en las filas del partido fascista más grande que pudo existir.

Se dice que no es que fuera partidaria de las ideas de Hitler, sino, más bien, se infiltró gracias a su dotes de investigadora. Era una espía de mediana edad que al parecer estaba más enfocada en su religión que en cazar nazis. No obstante, dio mucha información para poder hallarlos, así que no, no fue fanática de Hitler aunque éste haya sido uno de los más grandes demonios, según muchas leyendas urbanas.

Sus investigaciones giraban en torno a gestos personales y actividades diarias, explicaba el comportamiento de un nazi promedio, pero nunca se inmiscuyó más allá. Mantenía su distancia para no caer en las ideas de los mismos.

En 1999 falleció a causa de cáncer de páncreas, hasta entonces dejó de escribir e investigar. Muchas brujas alrededor del mundo le rinden culto en sus aquelarres y le rezan oraciones y cánticos que ella misma, en su momento, creó. Sus objetos personales se encuentran en exhibición, destacando “El Libro de las Sombras”, obra realizada como guía para ser una bruja desde lo más profundo del ser. Antes pudo ser un secreto a voces. Ya no más. Doreen Valiente fue una bruja, pero al igual que en la canción de Venom, debemos decir que siempre fue auténtica y no se dejó llevar por otras creencias. Se mantuvo firme hasta el día de su muerte. Seguramente se encuentra ahora danzando ente Baphomet y Baal en medio de un aquelarre interminable.