Golpe de calor en niños, ¡grave peligro!

Gracias a factores como sudoración, cambios en la respiración o en la circulación sanguínea hacia la piel y órganos internos, nuestro cuerpo es capaz de mantener adecuada temperatura casi en cualquier clima.
Sin embargo, ante una exposición excesiva a altas temperaturas los mecanismos de defensa del organismo pueden alterarse, especialmente si la víctima es un niño, de ahí la necesidad de tomar precauciones para cuidar su salud y evitar que sufra golpe de calor durante los meses cálidos del año.
Por ejemplo, cuando se deja a un pequeño encerrado en un auto en días de intenso calor, se queda dormido en la playa largo rato bajo el Sol o mientras participa en alguna ceremonia escolar a plena luz del día, el riesgo de que la salud del niño se vea seriamente afectada es elevado.
Sin sudoración, el resultado puede ser fatal
A diferencia de los adultos, el organismo infantil carece de la madurez suficiente para controlar la sudoración y con ello, conseguir que descienda la temperatura corporal.
De manera que cuando un infante queda expuesto a temperaturas elevadas por tiempo prolongado e, incluso, hay poca brisa y acentuada humedad en el ambiente, el daño se multiplica, pues los mecanismos de control normales de su cuerpo suelen suspenderse, es decir, el efecto refrescante de la sudoración deja de funcionar. Cuando esto sucede, aparecen problemas y uno de los más serios es el golpe de calor.
Signos de alarma por golpe de calor en niños
Las convulsiones en niños son el síntoma más alarmante por golpe de calor, no obstante, cualquiera de las siguientes señales deben ser atendidas tan rápido como sea posible:
Fiebre (temperatura mayor a 39°C).
Piel caliente, seca y/o muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y zona del pañal.
Sed intensa y sequedad en la boca.
Irritabilidad (llanto inconsolable).
Cansancio o debilidad.
Mareos o desmayo.
Latidos rápidos del corazón.
Dolor de cabeza y estómago, náuseas, vómito.
Falta de apetito.
Estado de confusión, desorientación.
Coma o convulsiones.
Además de consultar al pediatra y seguir sus indicaciones, en casa puedes practicar consejos como:
Darle refrescante baño o con frecuencia colocar sobre su frente y abdomen paños humedecidos con agua tibia.
Si presenta fiebre, no lo abrigues en exceso, basta colocarle una cobija liviana para cubrirlo, o bien, dejarlo con ropa ligera, de preferencia, de algodón.
Jamás le apliques alcohol para bajar la fiebre, podrías provocarle intoxicación.
Permite que descanse en una habitación fresca (a temperatura ambiente entre 23-25°C).
No esperes a que el niño pida agua, ofrécele continuamente líquidos, en especial jugos naturales o soluciones con electrolitos.
Puedes administrarle un analgésico que le ayude a reducir dolor y fiebre.
El golpe de calor en niños puede prevenirse con simples medidas (y mucho sentido común), como:

Limitar sus actividades al aire libre durante las horas más calurosas del día.
Vestirlo con ropa de algodón y gorra/sombrero.
Mantenerlo hidratado y fuera de la luz directa del Sol.
Ahora ya lo sabes, para proteger la salud del niño, cualquier exceso al tomar el Sol o exponerse a ambientes muy calientes, requiere atención inmediata.