Sobre la depresión se ha hablado más que nunca en la historia. Hoy, es uno de los problemas de salud pública más importantes. Lo anterior resulta paradójico, ya que, como nunca, la esperanza de vida ha crecido (rondando los 80 años en la mayoría de los países); estamos más rodeados de avances tecnológicos, y estas cualidades deberían supuestamente ser idóneas, al menos desde nuestra concepción occidental de progreso.
Sin embargo, ¿por qué la depresión es un tema cada vez más recurrente? Las teorías abundan, entre ellas nuestra desconexión con la naturaleza como nunca antes, la pérdida de comunidad (como resultado del individualismo capitalista), etc.,Pero, ¿Qué dice la ciencia al respecto?.
Aunque aparentemente estamos mejor como sociedad (aunque no lo creas también es el periodo más pacífico de la historia) algo no está bien. Primero, partiendo de que ninguna sociedad concebía que la vida podía ser felicidad perenne, era asimilado el hecho de que, más bien, la vida estaba constituida de momentos de todo tipo. Hoy, sin embargo, parece que estamos obligados a sentirnos felices todo el tiempo, siendo que, incluso, las emociones consideradas como negativas contribuyen a tu salud mental.
Un interesante artículo de WaklngTimes desglosa factores que generalmente no son tomados en cuenta al momento de diagnosticar una depresión, y que, paradójicamente, y explicados por la ciencia, nos muestran por qué nos estamos enfermando, literalmente, de esta época:
Mala alimentación
La idea imperante de “progreso” nos ha llevado a la industrialización de los alimentos, y con ello nos ha privado del derecho más básico de todos: el de una alimentación saludable, la cual no puede ejercerse si los alimentos disponibles son procesados en su mayoría, y los orgánicos, son muy costosos. En los últimos años, por ejemplo, se ha confirmado que el microbioma humano que nos habita es una especie de segundo cerebro, y sí, si no está sano, tus emociones tampoco lo serán.
Anemia espiritual
La desacralización de la realidad nos ha llevado a una existencia que se siente vacía. Si bien no hablamos necesariamente de regresar a una religión, la ciencia está comprobando que todo está conectado, tú influyes al universo, y ello vuelve nuestra experiencia en el mundo mucho más trascendente si comenzamos a tomarlo en cuenta. Las sustancias psicodélicas, por ejemplo, están comprobando ser una vía efectiva para tratar la depresión, y es que, curiosamente, uno de sus efectos es proveernos de experiencias que nos muestran la sagrada interdependencia entre todo lo existente.
Falta de sol
El estar encerrados casi eternamente y volcados a nuestros dispositivos está haciendo que perdamos contacto con la naturaleza, incluso con el recurso energético por excelencia para la vida humana, el sol. Este nos provee de vitamina D, la cual influye en nuestra salud mental. Una deficiencia de sol, según estudios, puede aumentar hasta en un 85% la sensación de depresión.
La lista es larga, aunque afortunadamente están comenzando a estudiarse factores que erróneamente enclavamos en el concepto de progreso. Nos encontramos en tiempos de muchos cambios, y uno de los más prometedores es el tratamiento de las enfermedades, no de manera aislada, sino ligadas al todo, desde traumas infantiles o accidentes a lo más básico, como la falta del vital contacto con la naturaleza.