Esta delicia de la naturaleza era conocida por los indios guaraníes como ananás (de hecho así se le conoce en Francia y su nombre científico es Ananas sativus o comosus, dependiendo de la variedad), que quiere decir «fruta exquisita», pero poco tiempo después de que el navegante Cristóbal Colón la presentara a la corte española, tras su segundo viaje al continente americano, el exótico vegetal fue rebautizado debido a que su forma es similar a la de la bellota o piña del pino europeo.
Aunque originaria de las regiones tropicales de América del sur, esta planta es cultivada hoy día en múltiples zonas de clima cálido; sus flores son violáceas, crece aproximadamente 70 cm, es sumamente vistosa y posee largas hojas carnosas que se arquean hacia afuera, a partir del centro, dispuestas de tal forma que evitan la pérdida de agua.
Por su parte, su fruto es de gran tamaño (alcanza hasta 50 cm y pesa aproximadamente 4 kg) y tiene forma abombada y alargada que termina en un penacho o corona de hojas verdes; posee exteriormente una cáscara color anaranjado y encierra una pulpa blanco-amarillenta, muy carnosa y refrescante, cuyo agradable sabor oscila del dulce al ácido.
La piña es muy apreciada para dar sabores peculiares a platillos salados, además de que sirve para suavizar las carnes (combina particularmente bien con pollo, pavo y cerdo) o magníficas ensaladas junto con lechuga, arroz, maíz o atún, pero es todavía más valorada como postre, no sólo por su sabor, sino también por su alto contenido en fibra que mejora la digestión si la comida ha sido abundante: en almíbar, combinada con lácteos o chocolate, confitada, como mermelada o gelatina; de cualquier manera es deliciosa.
Y más que esto, la piña es un fruto con alto valor nutricional y cualidades de gran relevancia para la salud y bienestar del ser humano.
Bromelaína para la niña
La piña posee minerales como potasio, magnesio, calcio, hierro y sodio, así como vitaminas A, C y ácido fólico, y aunque los contenidos de estos nutrientes no son en realidad tan espectaculares como ocurre en otros frutos, sí es muy destacable su principal activo: la bromelaína o bromelina, enzima tan potente que es capaz de digerir aproximadamente mil veces su peso en proteínas, y de la que podemos obtener 87 mg en 10 g de fruto.
Esto la convierte, primeramente, en una sustancia sumamente poderosa con gran utilidad para el sistema digestivo; por ejemplo, puede emplearse para ablandar carnes y facilitar su consumo, ayuda a personas con problemas estomacales e intestinales para que asimilen las grasas de manera adecuada, o simplemente contribuye a regular la absorción de los alimentos.
Esta capacidad de la bromelaína para separar conglomerados de moléculas ha generado desde el decenio 1950-1960 la realización de investigaciones que han encontrado beneficios antes desconocidos que se derivan de su consumo, como la protección al sistema circulatorio: este químico actúa como «bomba limpiadora» de las arterias coronarias, y previene el estrechamiento o taponamiento de las vías circulatorias.
Así lo demuestran estudios en los que se administraron dosis de 400 miligramos a un gramo diarios de bromelina a personas con angina de pecho, y en quienes se observó la desaparición de los síntomas malignos en un período de 4 días a 3 meses, dependiendo de la gravedad del caso; esto se debió a que los coágulos de sangre propios de este mal, que también generan infartos cardiacos y trombosis, fueron desintegrados.
A esto se ha añadido la hipótesis de que esta sustancia obtenida de la piña dilata las arterias, y los pacientes hipertensos que la consumen comienzan a experimentar lento pero estable descenso de la presión sanguínea, hasta normalizar su valor.
Asimismo, esta sustancia se emplea en regímenes de adelgazamiento y tratamientos naturistas anticelulíticos, debido a que se le atribuye la capacidad de desintegrar conglomerados de grasa no sólo a los largo del aparato digestivo, sino también en los depósitos subcutáneos, por lo que se cree que facilita su movilización y evacuación del cuerpo.
Muchos otros usos y cualidades se atribuyen a piña y bromelaína, por ejemplo:
Acción diurética. Facilita la evacuación de orina, ayudando a quienes tienen problema de riñón, vejiga y próstata, y también contribuye en la eliminación de toxinas por vía renal.
Ya que es muy digestiva y contiene importante cantidad de fibra, se recomienda para evitar estreñimiento.
El jugo de piña tiene cierto poder antiséptico, por lo que se cree que ayuda en las inflamaciones de garganta y boca.
Comer piña antes de las comidas estimula la secreción gástrica, por lo que previene la indigestión.
El poder como antiinflamatorio de la bromelaína hace que sea muy prometedor su uso en el tratamientos de artritis: restaura la flexibilidad y disminuye el dolor.
En casos de hemorroides, ayuda a desinflamar.
Ya que desinflama y ayuda a evacuar líquidos, tratamientos naturistas la indican en procesos inflamatorios, edemas (acumulación de líquidos en alguna región del cuerpo) y cuando hay retención de líquidos.
También se recomienda su consumo para quienes sufren presión arterial alta, pues se ha visto que ayuda a regularla.
Se ha observado su eficacia en la prevención y tratamiento de las temidas complicaciones cardiovasculares de la diabetes, que en ocasiones requieren la amputación de los miembros.
No obstante, estas propiedades no se conservan íntegras ni en la piña enlatada ni en la que se cuece en casa, por lo que para aprovecharla mejor se recomienda consumirla fresca. Tres consejos para saber cuándo consumirla: primero, debe ser firme al tacto; segundo, fruto maduro despide aroma muy agradable y tentador, y por último, al jalar una hoja del centro de su penacho, ésta debe salir con facilidad.
La pura piña
A continuación presentamos una receta fresca y sencilla que nos permitirá obtener los beneficios de la piña, junto con las cualidades nutricionales de otros ingredientes. Es adecuada para esta época de calor, y puede disfrutarla toda la familia.
Ensalada de pollo y piña
Ingredientes:
3 rodajas de piña en almíbar
1/4 de pollo asado o hervido
5 hojas de lechuga orejona
2 cucharada de aceite de oliva
1 cucharadita de vinagre
1/2 taza de mayonesa
1 cucharada de salsa cátsup
1/2 cucharadita de whisky o coñac
1 cucharada de leche
Varias gotas de jugo de naranja
Sal y pimienta al gusto
Preparación:
Retira los huesos y piel del pollo, y córtalo en trozos medianos; luego, escurre la piña y córtala en pedazos pequeños. En un plato hondo mezcla carne, piña y lechuga, previamente desinfectada y rebanada; agrega aceite, vinagre, sal y pimienta hasta obtener el sazón deseado.
Si deseas, puedes acompañar con unas cucharadas de salsa rosa, la cual se obtiene al mezclar mayonesa, salsa cátsup, jugo de naranja, leche, coñac o whisky y sal hasta crear una pasta homogénea; se conserva en el refrigerador hasta el momento de servir.
No esperes más para vestir tu mesa y tu paladar con el jugoso, dulce y nutritivo sabor de la piña, fruto que a la vez que sacia la sed mejora el funcionamiento de nuestro organismo.