Como padres, todos queremos lo mejor para nuestros pequeños, que no sufran y que no les falte de nada. En este darles todo lo que creemos que necesitan, y en tratar de evitarles lo desagradable, caemos muchas veces en mimarles en exceso.
Los mimos no son perjudiciales, de hecho son necesarios y buenos, pero cuando mimamos en exceso, malcriamos, lo cual a la larga, ( y no tan larga) puede tener consecuencias negativas para el niño, (y para los padres). ¿Cómo puede afectar al niño? Un niño mimado, en general hiperportegido, es a la larga un niño tirano, dependiente, inseguro, poco autónomo, con baja tolerancia a la frustración y puede que con dificultades para relacionarse con sus iguales, lo que no sólo va a afectar a su vida de niño, sino que puede condicionar también su vida de adulto.
Hay que dejar claro a qué nos referimos cuándo hablamos de un niño mimado. No sólo mimamos a los niños cuando les damos todo lo que piden y en el momento en que lo piden, (juguetes, comida, ropa…). Cuando tratamos de evitarles todo tipo de sufrimiento, cuando les protegemos en exceso, cuando nos ocupamos de sus cosas, (mochila del colegio, agendas, deberes, tareas de la casa…), estamos mimando a nuestros hijos.
Hay que tener muy claro que el «no» ayuda a crecer a los niños.
Lo que hace sufrir a un niño no es que les digamos que no, sino que les demos todo lo que quieren ¿curioso verdad? Si siempre le doy todo lo que me pide y le dejo hacer lo que quiera, ¿cómo afrontará cuando el mundo le niegue algo ahora o en el futuro? No lo hará, y es entonces cuando de verdad lo pasará mal.
Cómo influye al niño el exceso de mimos desde edades tempranas
Por lo tanto podemos decir que el exceso de mimos influye negativamente en los niños y hace que:
– Sean niños con baja tolerancia a la frustración, y les cueste manejar sus emociones.
– Sean menos autónomos y más dependientes.
– Reclaman ser el centro de atención.
– Tienen más rabietas y se enfadan más. Son más tiranos.
– Tienen más dificultades para manejar y resolver conflictos.
– Les cuesta más ponerse en el lugar de los otros.
– Antes los errores o los fallos tienden a culpar a los demás.
– Pueden desarrollar una baja autoestima.
Qué hacer para evitar que nuestro hijo esté malcriado y mimado
Todo esto influye en el desarrollo del niño, y en el adulto que será el día de mañana. Como padres, algunas pautas a tener en cuentas son:
– Decir «no» es bueno, el «no» ayuda a crecer a los niños.
– Saber gestionar las rabietas.
– Dar responsabilidades a los niños, desde hacerse la mochila, hasta poner la mesa y hacerles responsables de sus tareas.
– No hacer las cosas a los niños, lo que vayan pudiendo hacer, es bueno que lo hagan, eso les da autonomía, y si son autónomos son seguros y más felices.
Los padres acompañamos y enseñamos, pero no se lo hacemos todo.
– No hiperproteger. No podemos evitar que los niños se caigan, así lo mejor es enseñarles a levantarse.
– Corregir desde el cariño, con lenguaje positivo, pero corregir conductas y comportamientos inadecuados.
Se trata en definitiva de ayudarles y enseñarles a ser personas autónomas, y que sepan enfrentarse al mundo que les rodea para que sean felices hoy y mañana. Y esta no siempre es tarea fácil, por eso ante cualquier dificultad, lo mejor, asesorarnos y acudir a los expertos.