Siria cumple hoy el sexto aniversario de una guerra con más de 321 mil muertos y millones de refugiados y cuyo fin es difícil de vislumbrar, en medio del avance sobre el terreno de las fuerzas leales al presidente Bashar al Assad y de intentos de nego-ciación hasta ahora fallidos.
El último año ha estado marcado por la recupe-ración total del control de Alepo, la mayor ciudad del norte de Siria, por el ejército nacional, que contó con el respaldo de la aviación rusa, en su ofensiva de finales de 2016.
La pérdida de Alepo supuso el mayor golpe asestado por los efectivos gubernamentales a los opositores y propició un alto al fuego iniciado a finales de diciembre y la reanudación del diálogo de paz.
Tanto en el plano político como en el militar ha sido fundamental el papel desempeñado por Rusia, aliada del Gobierno de Damasco, cuyo respaldo castrense ha contribuido a cambiar el equilibrio de fuerzas sobre el terreno a favor del ejército sirio, mientras que en los últimos meses ha impulsado las negociaciones.
Actualmente, Rusia es el único actor capaz de hacer posible una solución política al conflicto», considera el opositor Yihad Maqdisi, que fue portavoz del ministerio sirio de Exteriores hasta que desertó del país en 2012 y actualmente lidera el llamado Grupo de El Cairo, perteneciente a la oposición.
Maqdisi participó en la última ronda de conversaciones de paz en Ginebra, auspiciadas por la ONU y celebradas entre finales de febrero y principios de marzo.