Presión de naturalizados mejoró a mexicanos: Caballero

Han pasado 15 años desde que la puerta de la Selección Mexicana se abrió para los jugadores naturalizados. El 13 de marzo del 2002, Gabriel Esteban Caballero Schiker fue el primer naturalizado, en varias décadas, que se enfundó en la playera del Tri para un duelo amistoso ante Albania bajo el mando de Javier Aguirre.
Desde aquella ocasión, nombres como: Guillermo Franco, Sinha, Leandro Augusto, Damián Álvarez, Chaco Giménez, Matías Vuoso y Lucas Ayala han estado convocados para la Selección Mexicana, aunque en los años recientes dicha situación quedó en el pasado.
«Ahora no ha sido requerido ningún naturalizado porque creo que todos los jugadores que han representado a México son los mejores y han estado o están en Europa y ese roce los hizo mejorar. Tal vez esa presión de llamar al naturalizado hizo que se progrese y ahora no se llaman, pero creo que es parte de esa competencia», dijo Gabriel Caballero.
En entrevista con un medio nacional, el ahora DT de Dorados de Sinaloa en el Ascenso MX recordó su primer partido, ese que fue el principio para que después jugara ante Croacia, Ecuador e Italia en el Mundial del 2002 y de paso abrir la puerta de los naturalizados al combinado nacional.
«Abrí una puerta con esa situación, después los gustos pueden ser diferentes para entrenadores, para la gente, para el mismo periodismo y para todos, pero a partir de ahí se empezó a tener en cuenta a otros naturalizados y varios jugaron Mundiales».
«Después del lío que se armó por el llamado de un naturalizado se abrieron las puertas, después ya fueron muchos y no hay muchas explicaciones que dar, sino hacer lo que uno hacía en sus equipos», indicó el Eterno, como se le conoce.
Caballero jugó un total de ocho partidos con el combinado nacional, todos entre marzo y junio del 2002 en lo que recordó como uno de los momentos más memorables que tuvo en su prolongada carrera como futbolista.
«Fue el honor más grande que pude haber tenido en mi carrera deportiva, fue un orgullo poder representar, no solamente a una ciudad como era hasta ese momento Pachuca o como lo había sido Santos, pero representar a ciento y tantos millones de personas era un compromiso y una responsabilidad muy grande que asumí con total compromiso», puntualizó.