Luvina festeja los 100 años de Juan Rulfo

Luvina, la revista literaria de la Universidad de Guadalajara, festeja los 100 años de Juan Rulfo dentro del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) con la presentación de RULFIANA su número de primavera, que contiene, además del homenaje al autor de Pedro Páramo, un dossier dedicado a las artes cinematográficas.
El número 86 de la revista ofrece textos de Julio Estrada, Eduardo Antonio Parra, Juan José Doñán, José Homero, Guadalupe Morfín, Agustín del Castillo, Gabriela Torres Cuerva entre otros, que acercan a los lectores a la sensibilidad rulfiana. Juan Nepo-muceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, conocido como Juan Rulfo fue un escritor, guionista y fotógrafo mexicano, perteneciente a la generación del 52.5 La reputación de Rulfo se asienta en dos libros: El Llano en llamas, compuesto de diecisiete relatos y publicado en 1953, y la novela Pedro Páramo, publicada en 1955.
Juan Rulfo fue uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo xx. En sus obras se presenta una combinación de realidad y fantasía cuya acción se desarrolla en escenarios mexicanos. Sus personajes representan y reflejan el tipismo del lugar con sus grandes problemáticas socio-culturales entretejidas con el mundo fantástico. La obra de Rulfo, y sobre todo Pedro Páramo, es el parteaguas de la literatura mexicana que marca el fin de la novela revolucionaria, lo que permitió las experimentaciones narrativas, como es el caso de la generación del medio siglo en México o los escritores pertenecientes al boom latinoamericano. Huérfano de padre a los siete años, cuatro años después falleció su madre. En 1924 inició sus estudios de primaria. En 1929, se trasladó a San Gabriel y vivió con su abuela y posteriormente en el orfana-torio Luis Silva -actualmente Instituto Luis Silva— en la ciudad de Guadalajara. En 1933 intentó ingresar a la Universidad de Guadalajara, pero al estar en huelga, optó por trasladarse a la Ciudad de México. Asistió de oyente al Colegio de San Ildefonso. En 1934 comenzó a escribir sus trabajos literarios y a colaborar en la revista América. A partir de 1938 viajó por algunas regiones del país en comisiones de servicio de la Secretaría de Gobernación y comenzó a publicar sus cuentos más relevantes en revistas literarias.
A partir de 1946 se dedicó también a la labor fotográfica, en la que realizó notables composiciones. Trabajó para la compañía Goodrich-Euzka-di de 1946 a 1952 como agente viajero. En 1947 se casó con Clara Angelina Aparicio Reyes, con quien tuvo cuatro hijos (Claudia Berenice, Juan Francisco, Juan Pablo y Juan Carlos). De 1954 a 1957 fue colaborador de la Comisión del Papaloapan y editor en el Instituto Nacional Indigenista en la Ciudad de México.
En 1930 participó en la revista México. En 1945, publicó, para la revista Pan en Guadalajara los cuentos: La vida no es muy seria en sus cosas, Nos han dado la tierra así como en Macario. Establecido en la Ciudad de México en 1946 se publicó el cuento Macario en la revista América. En 1948, se publicó La cuesta de las comadres y en 1950 Talpa y El Llano en llamas. En 1951 la revista América publicó el cuento ¡Diles que no me maten! y en 1953 el Fondo de Cultura Económica integró El Llano en llamas (al que pertenece el cuento Nos han dado la tierra) en la colección Letras Mexicanas. En 1955 se publicó Pedro Páramo.
Las pocas obras de Juan Rulfo, aunque constan sólo de dos libros, le valió reconocimiento en todo el mundo de habla española, en el que se concretó en premios tan importantes como el Nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983); fue traducida a numerosos idiomas. En 1953 apareció el primero de ellos, El llano en llamas, que incluía diecisiete narraciones (algunas de ellas situadas en la mítica Comala), que son verdaderas obras maestras de la producción cuentística. En 1955, sale a la luz Pedro Páramo, la primera y única novela que escribió Juan Rulfo, el acontecimiento señala el final de un lento proceso que ha ocupado al escritor durante años y que demuestra toda la riqueza y diversidad de su formación literaria. Una formación que ha asimilado deliberadamente las más diversas literaturas extranjeras, desde los modernos autores escandinavos, hasta las producciones rusas o estadounidenses. Entre 1956 y 1958 escribió su segunda novela, El gallo de oro, que no fue publicada sino hasta 1980. Después de haber concluido sus dos novelas, Rulfo abandonó la escritura de libros. En marzo de 1974, durante un diálogo estudiantil en la Universidad Central de Venezuela, Rulfo justificó ese abandono con la muerte de su tío Celerino, quien «le platicaba todo». El tío Cele-rino existió realmente y, con él, Rulfo recorrió muchos pueblos y escuchó sus historias, las cuales eran consideradas como fantasiosas. El escritor Enrique Vila-Matas, en su libro Bartleby y compañía, describe esta justificación como una de las más creativas que haya conocido.